Midsommar - Ari Aster (2019)


Midsommar: el terror no espera la noche es un estupendo filme que no deben dejar pasar. Tras el ver el avance quedé enganchado. Necesitaba verla. Por el modo en que se presenta la cinta y el título que le agregan, quizá también por el antecedente de Hereditary, se entiende que se trata de una película de miedo. Pero es más un retrato de un ritual o una tesis de antropología y por eso puede o no, depende de tu formación, resultar perturbadora. Se divide en dos partes un prologo oscuro, en el que las relaciones sociales son siempre incómodas, que tiene por objeto mostrar que todos usan una máscara. Y un desarrollo luminoso dónde los símbolos abundan y las máscaras son muy diferentes a las inicialmente mostradas. El director experimenta con el espectador, utiliza el cliché de la ausencia de luz porque la oscuridad, una circunstancia natural que nos hace sentir vulnerables, es el temor más simple. Deja eso atrás y nos llena de luz para hacernos notar que la oscuridad es nada comparado con estar en un sitio aislado, en el que todo es nuevo, lleno de gente amigablemente desconocida. El verdadero terror son los otros, los que no son como uno.
Lo que para cada persona es normal es una ilusión. Lo único normal en el comportamiento humano son las funciones biológicas. El resto es construcción social, es aprendido. Y de eso se trata la película, de formar parte de algo y bloquear tus instintos. Nos hemos vuelto tan listos que desechamos nuestra intuición. Queremos ser educados cuando lo único que deberíamos hacer es salir de allí. 
Me recuerda mucho la escena de The Girl with the Dragon Tattoo (2011) en que Stellan Skarsgård captura a Daniel Craig. Allí expresamente se dice: preferiste quedarte por miedo a insultarme. En Midsommar los personajes tienen muchas oportunidades para huir o al menos eso parece y siempre se quedan.
Por eso no me parece una película de miedo, las víctimas siempre ponen un poco de su voluntad en quedarse. Los ritos que se exploran son presentados con esa advertencia. Lo que para ti es terrible, para nosotros es normal, es un acto feliz, un honor. 
Por recomendación del profesor Óscar Wong estoy leyendo el libro "La rama dorada" de James George Frazer. El texto busca explicar una tradición del culto a Diana (diosa protectora de la naturaleza) en el bosque de Nemi al sur de Roma. Un hombre al que se denominaba el Rey del Bosque o Rex Nemorensis tenía como función sacerdotal cuidar el bosque, el lago y un árbol en particular que representaba a la diosa en ese sitio sagrado. Su reemplazo ocurría por medio de la espada cuando otro hombre llegaba a dañar el árbol y lo mataba. Aunque claro podía fracasar en su intento, pero si triunfaba, entonces ese hombre adquiría el titulo y las obligaciones del Rey del Bosque. Por todo el mundo parece haber tradiciones similares que nos transportan hasta el rey feo de los festivales de hoy.
Un rito semejante es retrato en este filme. La naturaleza exige ser renovada. La sociedad necesita cumplir con ciertos rituales para renovarse y para mantener el orden establecido. Vista así la película resulta interesante y aleccionadora. Aunque aun así hubo gente que salió de la sala.
Las imágenes y los símbolos son poderosos. Visualmente es estupenda. El oso es para mí la única muerte injustificada de la cinta, pero quizá incluso eso es relativo. Toda la belleza tiene una parte oscura y el filme lo muestra con gracia. ¿Qué tan distinto es esto del ritual cristiano de la eucaristía? Allí se muestra un sacrificio humano y todos asisten a comer la sangre y el cuerpo de Cristo. Para mí la misa es más terrible por su mojigatería que este magnífico filme. Si te gustó esta reseña, compártela con desconocidos. (Ab.)






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