El hoyo - Galder Gaztelu-Urrutia (2019)

Netflix me sugirió El hoyo quince veces y después de ver varias reseñas, ninguna convincente, junté valor para ver este cinta. Las comparaciones con El cubo (1997) y otras películas son relativamente acertadas, pero no pusieron en mi cabeza lo que en realidad es. Lo primero que llamó mi atención fue que la cinta es española. Eso no es garantía de nada y dispara mi prejuicio sobre un cine muy básico, rústico. La fotografía con tonos grises y verdes, a ratos totalmente enrojecida, resulta repelente. La música es muy obvia y suena cuando no pasa nada para advertirnos que ya viene el lobo. Por último, lo más difícil de tragar, son los actores. Siempre es bueno ver caras nuevas y gente real , gente que te puedes encontrar en el mercado; pero tampoco es necesario exagerar y utilizar a un fulano tan feo como protagonista. Saludos a Ivan Massagué. Lo mismo pasa con el viejo. El personaje es cabrón y desagradable, de modo que aunque el tipo es buen actor no dan ganas de verlo por su atractivo físico. En resumen, la película busca ser desagradable en cada detalle y eso resulta muy pesado.
No quiero caer en lo mismo que las reseñas que ví, así que voy a intentar explicar de qué trata la película. Hay un edificio de más de doscientos niveles con un hueco grande al centro por el que todos los días baja una plataforma con comida. Es decir en el nivel cero, las personas preparan un montón de platillos y los distribuyen en la plataforma. De allí comerán todos los niveles, salvo el piso uno todos comen sobras. En cada piso hay dos personas. No hay escaleras ni elevador y no es posible subir a otro piso sin ayuda. Para bajar puedes montarte en la plataforma o lanzarte al vacío. La gente llega allí para pagar por un delito o por voluntad propia para obtener algo. Mientras más alto, más y mejor comida te toca. Mientras más abajo, menos y peores sobras. Nadie sabe en qué piso estará, pero dura un mes en ese nivel y concluido el tiempo son cambiados a otro de manera aleatoria. El parecido con la realidad es evidente. 
Aunque se trata de una metáfora, no me trago que el personaje principal esté dispuesto a renunciar a seis meses de su libertad para obtener un pinche título. Quizá algún tarado, pero nadie que se tome la molestia de leer "El Quijote" puede tener un coeficiente intelectual tan pobre para sacrificar su libertad por un papel. 
No sé como van con su cuarentena, pero yo soy incapaz de estar 24 horas seguidas dentro de mi casa. La sola idea de compartir un cuarto con un desconocido me parece el infierno. Yo hubiera llevado una 38 para asegurarme de estar solo sin importar en qué nivel me tocara. Matar o morir es lo más simple. Aunque, en apariencia, la convivencia es más fácil en los niveles superiores.
Por otra parte, hay muchas coincidencias convenientes. Ejemplo, en el primer canje de nivel, el sueño del protagonista resulta tan pesado que es posible que lo amarren sin que despierte. No sé, según yo la administración sabe controlar a sus internos y podría dar un piso parejo. Otra coincidencia conveniente es que uno de los compañeros del protagonista sea la psicóloga que lo entrevistó al llegar. Una más, la información a cuenta gotas.
¿Preguntas sin resolver? ¿Qué tecnología extraterrestre permite a una plataforma de cemento moverse por el hoyo sin soportes? ¿Hay cámaras en cada piso? ¿Hay vigilantes monitoreando las acciones de los internos? ¿Cada nuevo ingreso amanece con un interno experimentado o hay casos en los que ambos son nuevos y descubren juntos las reglas? No parece haber lógica entre el nivel que ocupas y tus actos, ¿Matar a alguien te asegura un mejor nivel? ¿Nadie pensó en matar a todos? ¿La peste del edificio no sube? ¿Hay baños? 
A pesar de todas las dudas o huecos en el guión. La película camina y entretiene. Yo la imaginaba más sufrida y tecnológica pero no es así. Si el protagonista fuera más práctico y menos idealista no habría película. Disfrutaría cuando está en un buen nivel y se prepararía para los malos tiempos. Claro que eso requiere de un egoísmo a toda prueba que no apruebo ni comparto. El edificio hace evidente que todos están en el mismo barco y que el bien común se construye en cada nivel.
De cualquier modo, lo único decepcionante es el final. Cuando todo toma sentido, cuando parece que algo está a punto de suceder, llega el pensamiento mágico para arruinarlo todo. Los niños son el mensaje. Hueva total. Yo les recomiendo ver este filme y apagarlo cuando aparece la niña. Quédense con ese final. Si ven completa la cinta, arruinarán la bonita experiencia. (Ab.)
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