Despicable Me 3 - Kyle Balda, Pierre Coffin & Eric Guillon (2017)
Mi villano favorito 3 está en Netflix. Yo nací en los setentas y fui adolescente en los ochentas, por eso la primera escena de la película con BAD del ídolo Michael Jackson fue suficiente para engancharme. Money for Nothing de Dire Straits, Take On Me de A-HA, Sussudio de Phil Collins, Into The Groove de Madonna, Physical de Olivia Newton-John y 99 Luftballons de Nena, son para mí un viaje a los buenos tiempos de absoluta y feliz irresponsabilidad. Pero la cinta no es sólo música y nostalgia, se trata de ese viaje de la identidad perdida que las telenovelas mexicanas sobre explotaron con mala fe. Gru tiene un hermano gemelo, Dru, que parece ser la cara oculta de la moneda. Todo es un juego, sólo en una telenovela un adulto descubre que tiene un hermano gemelo y sólo en ese nivel es creíble que una granja de cerdos en una isla lejana pueda ocultar la verdadera razón de la riqueza del hermano recién descubierto. Es un extraño modo de contar el viaje de la pareja dispareja. La telenovela se burla de sus vicios y logra convertirse en algo divertido.
La idea del ying y el yang aparece por todos lados, el blanco y el negro de la ropa, la calvicie contra la melena rubia, soltero contra casado, rural contra urbano, empresario y desempleado, rudo contra cursi. Pero el bien y el mal no están tan definidos como nos gusta creer. La frontera entre ambos lados es muy ligera y está en continuo movimiento. Son extremos de la misma cuerda.
Para condimentar el asunto, el súpervillano, Balthazar Bratt, es un loco creativo, niño estrella de la televisión. La idea del chicle bomba rosado que se infla y sirve como arma es simplemente espectacular. Para los viejos como yo masticar un chicle Flecha o un BubbleGum era un agasajo, un pequeño paraíso de los bolsillos pobres.
Además el villano, Balthazar Bratt, como en The Pink Phanter (2006), roba un diamante enorme y rosado. Y aunque después el plan es una venganza loca contra Hollywood, no puedes evitar sentir ternura al ver su robot gigante, parecido a él, que parece copiado de la caricatura Mazzinger Z.
Sé que es una película boba, pero me fascinó. Reí mucho. Incluso los malditos minions que son metidos con calzador para hacer chistes, lograron hacerme reír. El show de American Idol y las secuencias en la cárcel funcionan. También funcionan los duelos de baile y las hombreras y el bigote y el copete y la calva detrás del copete. Supongo que tuve un par de profesores que cuya apariencia era semejante.
Que no les mientan, esta maravillosa película no es para niños. Los niños no entenderán la mitad de los chistes. Es una película para los niños de los setentas que hoy son viejitos amargados como yo y que pueden reír de las cosas que fueron importantes en su infancia y adolescencia. (Ab.)
No seas un chango roñoso y comparte esta feliz reseña con el mundo.
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