Valerian and the City of a Thousand Planets - Luc Besson (2017)

Valerian y la ciudad de los mil planetas es un filme con tantos aciertos como errores. El inicio muestra, con ritmo y humor, el crecimiento de una estación espacial que recibe a pobladores de todo el universo. Después viajamos a un planeta que se parece mucho a Floston Paradise de El quinto elemento (1997). Allí, los habitantes viven pescando unas esferas que están llenas de energía y tienen una mascota que si come una esfera produce como 50 más. La dicha de ese sitio se ve amenazada por una batalla en el cielo y la caída de naves destruidas. Hasta allí todo es colores y alegría. Y sin embargo, todo recuerda a la estructura de The Fifth Element y se siente repetido o poco novedoso. 
Después aparecen la pareja protagonista: el Mayor Valerian y la sargento Laureline, ellos se gustan y juegan pero no sabemos bien si sólo es sexo entre compañeros o si se interesan de verdad. Ellos tienen la misión de recuperar al animalito reproductor de perlas. Y allí comienza a hacer agua el barco. Dane DeHaan, a quién recuerdo de La cura siniestra o A Cure for Wellness (2016), realmente tiene un rostro extraterrestre que genera poca empatía. Por su parte, Cara Delevigne, es modelo y caminando con ropa de diseñador sobre una pasarela luce atractiva, pero haciendo lo mismo mientras toma armas y patea enemigos luce torpe, débil y engreída. Este par de protagonistas, con su actitud de superhéroe indestructible, su físico extra delgado y su incapacidad para producir sudor, resultan inverosímiles.
Parecen dos muchachos en un video juego y no puede evitar compararlos con Bruce Willis y Milla Jovovich.  Bruce era fuerte y sucio. Su rostro aparece en el diccionario cuando buscas la palabra carisma. Milla era hermosa, alta y rara. Su peinado no era importante, aparecía sucia y triste, se sentía real. Nada de eso transmiten este par de flacuchos. 
Lo mismo sucede con Clive Owen que se quedó con la idea de representar al hombre macho y rudo que vió en El Libro Vaquero. Desde que hizo a Smith en Shoot'Em Up (2007) o quizá desde Closer (2004), no se ha sacudido el personaje. Compararlo con Gary Oldman es una tontería. Ethan Hawke se limita a hacer el gracioso en los pocos minutos que aparece y, por increíble que parezca, sólo Rihanna se luce en esta película.
El universo está bien y la historia tiene algo que contar pero el desarrollo, a pesar de la producción maravillosa, no logra emocionar y por momentos desconecta. Cerca del final incluso repiten la explicación de qué ha pasado (por si te quedaste dormido).
Todo parece reciclado de El quinto elemento pero recubierto de una gruesa capa de antipatía. Ni siquiera un buen soundtrack. Todo es demasiado limpio y demasiado rosa. Luc Besson es un genio pero esta película simplemente no camina. 
Si estás enamorado de Rihanna o Cara o si te interesa la animación, la producción o los efectos especiales tienes que verla. Si no, te la puedes ahorrar. Por cierto, la puedes ver en Amazon. (Ab.)
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