El Eco - Tatiana Huezo (2023)

 EL ECO está en Netflix y es una cinta que rompe el molde. Ver esta cinta es entrar a un templo de una religión desconocida. No verás nada que no conozcas. Los borregos son borregos, los árboles son árboles, los charcos son charcos y los niños son niños, pero se siente como entrar al paraíso, como volver a ver todo por primera vez. Es la vida misma pero a otro ritmo, en un nivel más puro y más real, casi sagrado. Allí está la lluvia, la muerte, los taladores, el eco, los nacimientos, la enfermedad, el viento, los caballos, la niebla, el frío. Nada es bueno ni malo. Todo es. La película tiene brochazos de denuncia, pero se siente envuelta en la serenidad, el gozo y la gratitud. Los protagonistas son los niños que tienen el alma totalmente limpia y los adultos son sombras que a ratos aparecen. Aunque les enseñan a trabajar, aunque juegan con ellos, no están conscientes del daño que, en ocasiones, causan sus palabras. 

Las guías son tres niñas. Ellas nos llevan a ver la vida cotidiana, de su comunidad rural. No hay TV, ni computadoras, las redes sociales no están tan presentes. No hay calles pavimentadas y los coches son de carga. El medio de transporte es el caballo,  la opción es caminar. Se recoge leña, la ropa es de paca (usada), no hay un médico cerca, ni un veterinario. Siempre hay trabajo y las historias de fantasmas son el entretenimiento.

Obviamente esta cinta no es para aquellos que buscan acción. No habrá persecusiones, ni balas. La imaginación y las palabras de los niños son el subrayado de su bello entorno. No hay una  historia evidente. Pero es difícil no pensar en el futuro de estos niños. La civilización es un monstruo que vive cerca de ellos. La violencia apenas asoma una sonrisa.

El día transcurre con los ruidos del campo. Estos niños saben que su comida brota de la tierra y que la tierra es su Dios, pero quizá lo olviden. La posibilidad de entrar al ejército, de salir de allí, de ganar dinero, son tentaciones. 

Ellos no saben que viven en el paraíso, nunca han visto otra cosa. Su curiosidad es natural, pero dan ganas de protegerlos. Quizá sea inevitable que muerdan la manzana y sean expulsados para nunca volver. (Ab.)

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