Alien - Ridley Scott (1979)


 ALIEN, EL OCTAVO PASAJERO  es un clásico, que vi muchas veces cuando tenía 12 años, el casete Beta sobrevivió por milagro sin desintegrarse hasta que se perdió. Mi opinión sobre esta cinta incluye una gran dosis de admiración (Alien fue mi parámetro para medir todo lo que veía) y está muy contaminada con todo lo que he visto después. Es obvio que el fondo del terror es la supervivencia contra un ser superior, pero de algún modo es un recordatorio de que la fuerza física sigue siendo la principal fuente de poder. Sólo en 
ocasiones, 1 de cada 7, la inteligencia tiene el tiempo y los recursos para derrotar a la fuerza. Eso sucede tanto entre niños de primaria que pelean para drenar el maltrato que padecen en casa, como entre las potencias mundiales que miden fuerzas en territorios ajenos. Pero Alien fue un gran ejercicio de creatividad y estilo, basta ver el arte invertido en cada detalle, obra fascinante del famoso H.R. Giger. La historia se parece demasiado a Tiburón (1975), una versión espacial que muestra los riesgos de andar avisando al universo entero sobre nuestra existencia.

El cine ha jugado con el viaje al espacio desde que George Méliès hizo en 1902 Viaje a la Luna. En esa cinta ya había conflicto con los selenitas. El viaje espacial conflictivo no es nuevo, la innovación consistió en crear seres poderosos sin compasión (como los humanos que hacen minería en otro planeta con consecuencias desconocidas), y hacer que los transportistas no puedan escapar del problema gracias a una cláusula de un contrato leonino. 

Este filme no sólo se burla de la carrera de la rata (gente dispuesta a ser enjaulada para ganar dinero que quizá nunca disfrute, da lo mismo si vas al espacio o te encierras en un reality show; también advierte del peligro de la Inteligencia Artificial dirigida por intereses corporativos y bélicos. 

En una escena, la vida de uno de los transportistas está en peligro y lo lógico es que pongan el cuerpo en cuarentena o lo desechen, pero las masas, siempre más emocionales que inteligentes, violan el protocolo y exigen entrar a la nave con el problema a cuestas. Sólo Ripley se mantiene con la mente clara. Quizá por eso desconfió de las opiniones populares.

Pero la cinta no es perfecta, cumple muchos clichés: mucha oscuridad, decisiones estúpidas o desinformadas (buscar al gato), pasillos enormes que no van a ninguna parte y el sistema de autodestrucción en 5 minutos que heredó El Quinto Elemento (1997). ¿Alguien sabe para qué requiere tantos pasillos y ductos de ventilación una nave que lleva mineral

Alien es una obra maestra que todavía pone nerviosos a quienes la ven por primera vez. Sus aciertos han sido copiados mil veces, sus trucos han sido objeto de homenajes, marcó la imaginación de varias generaciones y sigue empujando secuelas y precuelas en la industria Hollywoodense. Sin embargo, los transportistas no obtuvieron mejores condiciones de trabajo y la NASA no ha sido desmantelada. (Ab.)

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