Hotel Mumbai - Anthony Maras (2018)


HOTEL MUMBAI, en Netflix, es salvaje y genial. Cuando se estrenó me dio pereza ir al cine, seguramente cargaba con algún prejuicio temporal sobre ver otra cinta de atentados terroristas de la Yihad. Sin embargo, es una gran película. No intenta entrar en las raíces del ataque, pero te deja ver lo fácil que resulta manipular a la gente para que cometa actos atroces. Ese tema es relevante y lo será por siempre. Pero antes de entrar en eso, la película ya me había capturado. Arjun, el protagonista interpretado por Dev Patel, trabaja en un lujoso hotel y al salir de su casa, un zapato cae de su maleta. Es una señal. Al llegar al trabajo lo revisan y por no traer zapatos cerrados le piden que se retire. Arjun está desobedeciendo la señal y lo hará por segunda vez rogando que le permitan trabajar. El jefe de Arjun le presta un par de zapatos y él se queda sirviendo en el restaurante. Los zapatos le lastiman pero ahora ya no puede darse por vencido. En contraste, una pareja de turistas que casi por milagro escapó de un ataque en un café, van y se meten al Hotel que también será atacado. 

Es un bello contraste, por una parte alguien que debería estar en su casa, se aferra a quedarse; y por otro, el par de turistas que se habían salvado entran a una trampa peor. Lo que sigue te lo puedes imaginar. La violencia en esta cinta es cruda, la pesadilla de cualquier turista.

Pero ya habrás notado que el filme es un creyente del Ying y el Yang. El balance está en todas partes. A cambio de una promesa, la gente que se encuentra desesperada hará cualquier cosa. Lo anterior es observable tanto en los atacantes como en las víctimas. Si prefieres llamarlo fanatismo religioso encontrarás que está en ambas partes. 

Los atacantes creen estar haciendo la voluntad de Dios, pero el personal del hotel establece que el cliente es Dios y también están dispuestos a sacrificar su vida por ellos aunque sean idiotas. El estrés bloquea la mente. Hay circunstancias en que no se piensa con claridad. Pero ambos están arriesgando sus vidas por la promesa de un reconocimiento que no vale la pena.

La cereza del pastel en esta cinta es maravillosa. Una pareja rica, David y Zahra, son huéspedes de alto nivel y tiene una guapa niñera, Sally, para cuidar a su bebé. La mitad de la cinta pensé que Zahra moriría y David se iría con Sally a formar una nueva familia en Londres. No sucede, pero espero haber picado tu curiosidad. La película es muy buena, te atrapa también por malas razones. Yo quería ver muerto al ruso patán que toma interés en la atea Zahra. 

Por cierto, el mensaje que tantas veces he escrito en este blog, es válido otra vez. Cuando llega el momento de la verdad, estás solo, no esperes ayuda. Nadie vendrá a rescatarte. La policía tiene tanto miedo como tú, son burócratas. Más vale que tomes tu destino en tus manos. Es tu vida, es tu apuesta. Si la ayuda llega, se va a tardar. Es tu responsabilidad mantente con vida.(Ab.) 

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