The Flash - Andy Muschietti (2023)

En HBO Max, está disponible la simpática y nostálgica FLASH. A pesar de sus virtudes, siento que cada vez es más evidente el descontento de los fans. Primero porque el acabado de las imágenes es imperfecto, quizá inacabado, y los efectos especiales lucen chafas; segundo, porque la historia es infantil, adolescente en el mejor de los casos. Me explico, hay una lucha entre Marvel y DC, que con historias cada vez más similares insisten en el multiverso. DC juega por el determinismo y Marvel por el libre albedrío (Spider-Man), es como una elección entre republicanos y demócratas, en la que el pueblo pierde y los políticos ganan. Las cintas buscan dinero y por eso están dirigidas a los niños, por eso abusan del humor y de la bobada. Los críticos las encuentran tontas y los fans, que han endiosado a los de superhéroes, se niegan a aceptar que sus héroes son idiotas.

Los que nunca leímos los cómics de Flash ni pensamos leerlos la pasamos muy bien. Disfruté esta cinta tanto como el Thor (2022) de Taika Waititi, Shazam (2019) y los Guardianes de la Galaxia en cualquiera de sus 3 entregas. Renuncia a dar un discurso profundo y se centra en los chistes fáciles. Como en la política, el discurso del candidato ganador no se centra en los cuestionamientos de los viejos, se dedica a brindar ilusión y emocionar a los jóvenes por la simple razón de que son más.  

Las películas bobas ganan reduciendo la historia a una suma fácil que brinda la satisfacción instantánea de haber resuelto algo. Sumar 18 más 12 te hace sentir bien, pero la cinta termina advirtiendo que el ejercicio no ha terminado, el siguiente paso será una división. La confianza se transforma en expectativa. La cinta no resuelve el problema, tan sólo sienta las bases. El cierre es una invitación. Una división aumentará el nivel, pero no mucho. La división será fácil, entre 3 o entre 2. El negocio vive de tener nuestra mente ocupada en algo digerible.

Los fans que creen que Flash debe ser tan complejo como la teoría de la relatividad o un juego de ajedrez de Kasparov, involucran su autoestima en estas tramas y se sienten decepcionados cuando descubren que lo que sucede con Flash, lo vieron hace poco en Lightyear (2022). El resto de los mortales gozamos del divertido cierre del perro y nos levantamos con una sonrisa. No tengo súper poderes ni pienso abrir un portal en el multiverso, así que me puedo olvidar de esto mañana y verla tres veces más sin recordar ni un detalle. 

Por cierto, y en plan de analizar el asunto. Resulta demasiado tonto que con correr sin destino puedas volver al pasado. Es decir, jugando con la idea puedo aceptar que tengas la oportunidad de ver el pasado, pero cambiarlo es un exceso. Quizá por eso, la explicación determinista de los espaguetis de Mr. Keaton resulta tan convincente. 

Por cierto, es una tristeza que la cinta de Flash requiera de Batman para funcionar y que la Supermana sea puro relleno, es obvio que no sirve para nada. Lo mismo pasa con Gal Gadot que ya se convirtió en el ajonjolí de todos los moles, sería bueno extrañarla. En contraste, ver a George Clooney por 5 segundos fue una grata sorpresa. (Ab.) 

Si te gustó esta reseña, compártela con un amante de los perros.