Oppenheimer - Christopher Nolan (2023)


OPPENHEIMER está en cines. No es la gran cinta que los fanáticos de Nolan estaban esperando pero es mucho mejor que Barbie (6). No es mejor que Misión Imposible 7 (8) y no se acerca a Los Guardianes de la Galaxia 3 (9). Pero es un buen repaso por la historia de la física y la creación de la bomba atómica. Si no la has visto, antes de verla deberías ver este ilustrativo video. La cinta es frenética. Hablan mucho todo el tiempo y no te dan oportunidad de relajarte. Quizá por haber visto esta explicación, me pareció digerible, no sé que impresión me hubiera dado de no haber tenido frescos algunos datos. Si a la tormenta de datos y personajes le sumas el ruido infernal de bombazos, la cinta tiene ratos que resultan molestos. Eso sí, nunca te relajas. Por cierto, he escuchado mojigatos que se espantan por el desnudo de Florence Pugh, no te emociones ni te preocupes, dura tres segundos y ni siquiera es tan explicito como el de Margot Robbie en el Lobo de Wall Street (2013). 

Se menciona el Bhagavad Gita (gran libro muy recomendable) pero la India y su cultura no son parte importante de la cinta. Oppenheimer logra emocionar mientras muestra el proceso de elaboración de la bomba y la prueba Trinity, pero quizá eso es sólo contexto. 

Tomando en cuenta que un hilo está en blanco y negro (la versión de Lewis Strauss), mientras que el otro hilo es a color (el punto de vista de Oppenheimer), es necesario concluir que la película trata de dos personas importantes haciéndose chingaderas durante la Guerra Fría. Uno de modo inconsciente y el otro con mucho rencor. La bomba es sólo el pretexto para que estos personajes crucen caminos. Siento que es una cinta de venganza y ya sabes que: Si buscas venganza, cava dos tumbas.

Durante dos horas vemos la vida de Oppenheimer, desde sus torpes intentos en el laboratorio, la manzana envenenada, sus conexiones con el comunismo, su capacidad políglota, su amor y finalmente el encargo y puesta en marcha de Los Alamos para el proyecto Manhattan. Todo eso es una delicia. 

Sin embargo, Robert Downey Jr. en el personaje de Strauss se roba la cinta. Es tan resentido y miedoso que resulta más interesante que todos.  Quizá Matt Damon como Leslie Groves esté cerca de ser tan carismático pero no tiene tiempo suficiente en pantalla. Oppenheimer es un personaje algo seco, muy gris, salvo cuando está con Florence Pugh. Aunque Cillian Murphy hace un excelente trabajo que resulta evidente, el personaje no es maravilloso. Dicen que es gran líder pero no lo muestran así.

Pasadas las dos horas de la creación y prueba de la bomba, la cinta se desinfla. Se centra en un juicio que no es un juicio hecho de interrogatorios sobre si Oppenheimer es o no comunista y merece la acreditación de seguridad. Por Dios santísimo, chillón y patético resultó el supuesto genio. Yo hubiera dado gracias al gobierno por sacarme del juego y les pediría que guardaran su acreditación en un sitio estrecho, húmedo y oscuro. Hay que aprender a soltar.  Amigo, esa culpa merece terapia.

Por si eso no fuera irrelevante (comparado con la bomba), el filme se mete en otro juicio que tampoco es juicio, sobre si Strauss merece o no ser parte del gabinete gringo. ¿Por qué pensó Nolan que esos dos trámites eran importantes? No lo sé. Supongo que quiso mostrar que la bomba arruinó a Oppenheimer o que los egos gringos son muy caprichosos y frágiles. Pero resulta estúpido si dedicas dos segundos a pensar en lo que hizo la bomba en Hiroshima y Nagasaki. Por favor, como amigos, mira Barefoot Gen (1983). 

Toda la última hora es sólo para ganarnos el derecho de saber qué conversaron Oppenheimer y Einsten al lago del estanque en la universidad. No pos guau. Un par de físicos judíos usados y desechados por el sistema no causan lástima a nadie. Pasaron a la historia como responsables de la creación de la bomba y todos sabemos que no lo hicieron solos. Hicieron lo que tenían que hacer o lo que creyeron su deber. No se les juzga porque nadie puede ponerse en sus zapatos. Nolan hizo una buena cinta de dos horas y después le adhirió una hora floja. Insisto, es importante aprender a soltar. (Ab.)

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