Netflix tiene disponible este extraño, lento y largo filme brasileño, que quizá rescate al espiritismo del olvido. La historia que cuenta es la de Allan Kardec, el pseudónimo utilizado por Hippolyte Léon Denizard Rivail para escribir "El Libro de los Espíritus" en 1857 y otros cuatro libros sobre espiritismo. Resulta interesante saber que el tema tuvo un inicio literario y que estos libros son la base del mismo. Sin embargo, la película es aburrida y desordenada. Da por hecho que sabemos cuál es el contexto político y religioso de Francia en esos momentos y se detiene en cuestiones biográficas que no resultan indispensables para la historia. Parece que el director no pudo decidir si hablar sobre el espiritismo o sobre Léon Rivail. El personaje no resulta lo suficientemente interesante, es un señor bonachón, mandilón y crédulo que en la primera sesión de mesas voladoras termina cuestionando sus valores y toda su formación científica y católica. La película no explica si fue un visionario del tren del mame, de la mercadotecnia, de la superstición o de todas las anteriores. Al parecer, de la noche a la mañana, se convirtió en creyente. Los demás personajes son igual de planos. La relación con su esposa está de relleno y las médiums nunca tienen momentos importantes, son sólo apoyo moral.
El conflicto con su círculo social es ligero y cuando lo expulsan de la Academia el personaje ni pestañea, mejor se encabrona una de las médiums y hace un berrinche por no mencionar su nombre. Por otra parte, el encargado de llevar a Léon a su primera sesión espiritista desaparece después de pocas escenas. En resumen, tenemos una biografía de un personaje poco interesante con una actividad muy interesante que no es explotada.
Por momentos pensé que vería mesas voladoras que atacaban a los enemigos del espiritismo y en contraste vi piedras amarradas a libros lanzadas con temor. No sirve como intento de linchamiento y como película de espíritus da hueva. La quema de libros ni siquiera da para hacer una carne asada.
¿Cuál es la verdadera intención de este filme? No lo sé. Siento que hay cierto mensaje político pro laicismo, cosa que celebro, pero es muy débil. Hay una pedrada a la Iglesia Católica y se desacreditan las mesas voladoras, pero se da por bueno el contacto con muertos. El péndulo parece haber llegado su límite y estamos regresando al Medievo aceleradamente. Pensar que este filme es una reacción política contra Bolsonaro es absurdo. ¿Acaso los espíritus van a hacerse cargo de la presidencia?
Oír que algún idiota comienza a hacer campaña para la reelección de López, me da miedo. Comparar a AMLO con Trudeau es de risa loca. Bolsonaro en Brasil y Trump en Estados Unidos son parte de esta ola de retroceso, eso sí me pone nervioso. ¿Qué sigue?
A mi me gustaría ver al Papa Francisco declarando que Cristo es sólo un símbolo que nunca existió; a los aliens tomando el planeta y dando clases de ciencia avanzada; a Morena abriendo el primer centro de eutanasia libre y gratuita; o al menos saber que el meteorito que termina con la triste historia de la humanidad ya está a un par de años de distancia. Nada de eso pasará. En el camino hacia el oscurantismo, la gente volverá a interesarse por el espiritismo, se harán videos de espíritus chocarreros; y quién maneje las finanzas del espíritu de la verdad se hará millonario. Así de triste. (Ab.)
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