Timbuktu - Abderrahmane Sissako (2014)
Tombuctú es una película enorme cuya fotografía es perfecta. El filme es una metáfora sobre la fuerza. ¿Vas a correr o te vas a quedar, vas a argumentar o vas a disparar, te vas defender o te vas a someter? Las historias son duras, quizás horribles, pero presentan con magia la simplicidad y la complejidad de la vida.
Al verla, no podrás evitar odiar a aquellos que prohiben la música, el futbol, la escultura, la piel y en última instancia la felicidad. Tampoco evitarás pensar en la estupidez o en el cinismo, en la represión absurda, en la censura absoluta, en la miseria.
Pero la contraparte es igualmente fuerte. Hay amor, serenidad, paz y entendimiento. La danza entre ambas partes es complicada. El Islam es mucho más que fanatismo y balas.
La religión ha sido siempre el pretexto favorito para la guerra. Pero la guerra es un producto del hombre, es un negocio, por ello necesita hacerse contra los otros, contra los que tienen aquello que deseo y no sé obtener sino por la fuerza. Esa guerra es una trampa infinita.
La Yihad no es la guerra, explica el filme, la Yihad es un proceso interior para el mejoramiento de quien la realiza, lo que hagan los otros no importa a la Yihad. Pero es fácil pervertir el sentido de las ideas, es fácil dañar algo cuando quieres protegerlo, es fácil fallar.
La violencia no debería ser nuestro camino. Las gacelas corren. Deberían verla. (Ab.)
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