Fahrenheit 451 - Ramin Bahrani (2018)
Fahrenheit 451, en Max, es un producto extraño. Para los lectores es obvio que esto es una mala adaptación de la novela de Ray Bradbury en la que los bomberos se dedican a quemar libros. Para los que llegan vírgenes, la cinta es Doctor Jekyll y Mister Hyde. Por una parte, parece el sueño húmedo de Max Arriaga y Steve Jobs, los ignorantes dominan el mundo y se han desecho de todo soporte material de la lectura. Es decir, ya no existen los libros, ni los discos, ni las películas y Alexa te espía todo el tiempo. Tampoco se usa el papel moneda. La única diferencia con la realidad es que los poseedores de libros son perseguidos y se les considera criminales. Todo muy semejante al mundo de 1984 de Orwell. Por otra parte, parece la fantasía adolescente de un lector promedio: "Leer me hace especial, soy diferente porque leo y gracias a mis lecturas soy peligroso". Pero en toda la cinta sólo hay fragmentos poco peligrosos de dos libros: Memorias del subsuelo de Dostoyevski y En busca del tiempo perdido de Proust. Para mayor control de la población las drogas no pueden faltar, hay una gotas que se aplican en los ojos y bloquean los recuerdos.
Si por una parte, el lavado de cerebro nada tendrás y serás feliz parece una amenaza real, la idea de destruir todos libros es simplemente ridícula. Para empezar porque estos bomberos sólo trabajan en Estados Unidos o América del Norte, así que si viajas a Europa o Asia estarías a salvo. Luego, la idea de que todos los libros son peligrosos es muy tonta, hay muchos libros basura y la mayoría de las personas no entienden lo que leen.
El miedo infundido e infundado es que leer te vuelve loco. (¿Alguien ha escuchado hablar de Don Quijote?) Así que sólo hay versiones aprobadas de la Biblia, Moby Dick y Al faro (Virginia Woolf). ¿Por qué esos 3? Nunca se explica. ¿Por que el jefe de bomberos escribe en papel de arroz? ¿La mariguana está permitida? ¿Dónde leyó sobre la alegoría de la caverna de Platón? ¿Es un doble agente?
¿Por qué la informante decide señalar a los poseedores de libros? ¿Qué recibe a cambio? ¿Es una estrategia para entretener a los bomberos con tareas inútiles? Si una señora lee en su casa en el bosque y nunca sale ¿dónde está el peligro? ¿El lavado de cerebro está surtiendo efecto en la informante? Nada importa, este guión te trata como idiota.
La trama se reduce al peor ridículo posible. El bombero por amor a una informante (que no puede decidir si odia los libros o son su vida), cambia de bando y la resistencia es tan limitada que no tiene otra opción que el bombero para ejecutar su plan. La cinta es muy incongruente y hace parecer que los lectores no han obtenido ningún provecho de sus lecturas. Al final, sólo quedan unas buenas imágenes de libros en llamas y la advertencia sobre la realidad que los dueños del mundo están construyendo. (Ab.)
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