The Cloverfield Paradox - Julius Onah (2018)

 Netflix tiene esta especie de vuelta al pasado del origen de la Cloverfield de 2008 y de 10 Cloverfield Lane (2016). Este origen no me parece que haya sido pensado desde 2008, creo que fue una idea recién generada después de ver tantos productos con universos paralelos en Marvel. Pero aunque lo hubieran inventado ayer, este fragmento se conecta. Las otras cintas dejaron la puerta abierta para casi cualquier cosa. Incluso escuché el rumor de que se pensó en incluir la tercera entrega de A Quiet Place en este universo. La cinta explica que la aparición de extraterrestres hambrientos en la Tierra fue producto del arranque de un motor en el espacio que pretendía dar energía a los humanos. Una maldita ruptura del espacio tiempo que logro traer de otro universo a los bichos y meterlos a nuestra realidad. Pero eso es sólo un discurso torpe en una película que mezcla con descaro absoluto Alien (1979) con  Event Horizon (1997) y Doctor Strange (2016).

Lo chafa no está en copiar, el error es no intentar eliminar la tontería recurrente. En Coherence (2013) una persona queda atrapada en un universo paralelo que no es el suyo. La causa principal es que resulta difícil distinguir las realidades. Pero en este caso, la tontería es querer ir por unos hijos a una realidad que sabes no es la tuya. Es decir, no son tus hijos.

Al tiempo hace caso de información que corresponde a otro universo y toma decisiones con base en chismes. Carajo. El mundo entero debería recordar que quien te cuenta algo malo de otro, al menos en el cine, casi siempre es el verdadero culpable de todo el enredo.

Y claro que salvar al mundo es imposible porque la ruptura ha dejado que los universos se mezclen sin ton ni son. La cordura, por darle un nombre, no sirve para evitar la catástrofe. La cinta entretiene pero no aporta nada. Lo peor es que aparece Dedos, ese personaje de Los Locos Adams para intentar salvar el día. Aunque aquí lo lógico sería llamarlo Brazo.

Esto no lo salva ni Elizabeth Debicki.  Malditas sean la películas de Star Wars por comenzar a la mitad (capítulos 4, 5  y 6) y después filmar los episodios iniciales. Esta tontería de las precuelas y secuelas es una moda que ya duró demasiado. (Ab.)

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