Los tres García - Ismael Rodríguez (1947)


 LOS TRES GARCÍA es uno de esos clásicos mexicanos que marcaron a la gente. Aquí los 4 personajes principales llevan el nombre "Luis(a)" y eso se convirtió en moda tal y como ahora todo el mundo copia la idea de Marvel de que nombre y apellido tengan la misma letra inicial. Modas más rescatables que llamarlos Kevin o Brayan. Las historia es el clásico conflicto rural del estilo de los Hatfield y los McCoy. En el pueblo de San Luis de la Paz, los García siempre han estado en pleito con los López y por eso la funeraria se llama García López. Obviamente el dato anterior es inventado, pero podría ser cierto. El asunto es que los García eran tres hermanos, todos muertos, que dejaron al cuidado de su madre, Luisa, a tres nietos: Luis Antonio, José Luis y Luis Manuel. Cada uno con una marcada personalidad que lo enemista con sus primos y un conflicto por los ranchos que poseen. Pedro Infante a sus anchas interpreta al galán, borracho y parrandero; Abel Salazar es el perfumado y ávido lector de libros de autoayuda que tiene problemas económicos; y Víctor Manuel Mendoza es el rico prestamista que se siente hombre de ciudad. Cada vez que se encuentran arman una pelea.

Al igual que en Dicen que soy mujeriego (1949), Sara García interpreta a la abuela que trae jodido a su ayudante Tranquilino (el genial Fernando Soto Mantequilla). Los tres López, malos como el cáncer que corroe este país, escaparon de la cárcel y andan matando por puro desmadre, antes de acercarse a los García para eliminarlos. Todo lo anterior es contexto, para que llegué una gringa rubia de farmacia, la rata blanca, Lupita Smith (Marga López) que va a interesar a los tres García. Al más puro estilo Monterrey, la recién llegada resulta ser hija de la hermana de los 3 difuntos García, es decir, prima de Luis Antonio, José Luis y Luis Manuel.

Inexplicablemente, los tres primos quieren casarse con Lupita Smith y comienzan a hacer tonterías para enamorarla. Como que no hubiera otra mujer en el pueblo. Eso mientras las casualidades evitan que se arme la balsera entre López y García. Aunque la historia es simple, el arte de esta cinta radica en los diálogos entre primos. Por ejemplo: ¡Que monada! y ¡Que hablador! son dos lineas que Mr. Infante dedica a Mr. Mendoza para dejarlo en ridículo mientras conversa con su periquito. Aunque quizá la mejor secuencia de toda la cinta es una, de estilo surrealista, en que Lupita lee las cartas de sus primos. Su fragmentada lectura es pura diversión que evidencia el conflicto entre los remitentes.

Obviamente, hay canciones y graciosas fantasías que hacen de esta cinta una delicia. ¿A dónde carajos se fueron el humor y la creatividad que enriquecía la puesta en escena?  La vida rural retratada por esta cinta se convirtió el sueño de todos los que nacimos en el asfalto. Sueño que sigo sin sacudirme aunque nunca sentí atracción por mis primas. (Ab.)

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