A.T.M.: ¡¡A toda máquina!! - Ismael Rodríguez (1951)


 Este filme es la primera parte de una historia que termina en ¿Qué te ha dado esa mujer? (1951) Aunque se supone que es una sola historia, las películas no se parecen en absoluto. La primera no necesita de la segunda, pero ¿Qué te ha dado esa mujer? pierde fuerza si no has visto A.T.M. Los títulos no son muy reveladores. Luis, hijo de un hombre rico, es novio de Guillermina y estando enojado con ella comienza una vida nueva aplicando para pertenecer al equipo de motociclistas de tránsito de la Ciudad de México. Luis tiene un cable safado y escucha voces en su cabeza, lo visitan un demonio y un ángel que le dicen cosas lógicas pero Luis siempre decide meterse en problemas. Gracias a ese cable suelto, adopta a Pedro Chávez, un vagabundo que pasó 5 años en la cárcel por ser acusado de matar a una mujer que no mató. Pedro tiene mala suerte y si siente afecto por alguien, la persona queda condenada a tener un accidente. Además también escucha voces. Pero gracias a tanto pleito con Luis, ambos se curan y dejan de escuchar a sus ángeles y demonios para hacer puras tonterías que mantiene en tensión su relación.

La comedia romántica debería de ser entre los protagonistas y sus novias, pero en realidad es sobre el vínculo entre Pedro y Luis. Ellos tiene un concepto de amistad bastante feo que pasa por estarse jodiendo la vida con bromas demasiado agresivas y lecciones que se parecen mucho a puñaladas por la espalda.

Las aventuras sirven para que Pedro se haga de una buena vida lejos de la calle y sirva de escaparate para que muestre sus talentos. Pedro es genial en la moto, sabe mecánica, habla inglés y, ya lo saben, canta. Quizá lo más triste de estas películas es que Luis Aguilar siempre resulta opacado cuando  canta, Pedro se roba el show aunque tenga la osadía de destruir Bésame mucho en inglés y compararse con Sinatra.

Además de la diversión, resulta interesante cuanto ha cambiado la Ciudad. Ser motociclista parece haber sido un trabajo digno de reconocimiento. Que me perdone la policía, pero hoy dan pena ajena. Se estacionan en calles en que el semáforo sobra, con la intención de sorprender a los incautos y una vez que son descubiertos, no se vuelven a parar por allí. La seguridad de la gente les importa un pepino, están dedicados en cuerpo y alma a la mordida. Pedro Chavez muerde porque necesita estar comiendo todo el maldito día y parte de la noche.

También las motos han cambiado mucho. Las motos Harley Davidson que se muestran son enormes y pesadas, son más de carretera que de ciudad, ahora hay oficiales hasta en motos Off Road, pero la mayoría traen deportivas. Motos como las de la película sólo las he visto para los mensajeros de la Cámara de Diputados. 

Esta película es pura diversión. A ratos causa un poco de desesperación ver que se joden todo el tiempo, pero por ser película sabes que todo tendrá final feliz, asunto que en este caso es bastante relativo. El final agridulce de esta cinta hará eco en la segunda parte. Por cierto, tengo la impresión de que México se quedó huérfano de ídolos y por eso todo está tan apachurrado. Hace falta alguien que ponga el ejemplo positivo. A Pedro lo mantuvieron vivo mucho tiempo pero el cambio de siglo y las ideologías bobas lo bajaron del pedestal. (Ab.)

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