Baby Driver - Edgar Wright (2017)
El aprendiz del crimen me decepcionó. Me explico. Cuando vi los promocionales de la película quedé enganchado. La música, la edición, el reparto, la fotografía, todo promete grandes cosas. Mis expectativas crecieron como las habichuelas mágicas.
Esas promesas fueron parcialmente cumplidas. Es decir, las persecuciones son excelentes, la música brinda ritmo a la acción buena parte del tiempo. Baby es un personaje complejo cuya historia le hereda un problema auditivo, el gusto por la música y el conocimiento del lenguaje de señas. Además maneja como el diablo.
La conducción de los autos es espectacular. Lily James conquista con su sonrisa y podría ocupar el sitio que dejó Julia Roberts. Además Eiza González luce guapísima y da gusto verla en una producción importante.
Las primeras secuencias muestran un alto nivel de atención al detalle, cada movimiento fue sincronizado con la música y guarda relación con ella. Todo bien, ¿no es cierto? Entonces, ¿qué me decepcionó?
La magia del las primeras secuencias no se sostiene en el resto del filme. A ello se suma el horrible peluquín de Kevin Spacey y su apática actuación. Ansel Elgort no convence, quizá le falta carisma. Jamie Foxx hace un personaje ridículamente malo que rompe la coherencia de la historia. Jon Hamm imita a Terminator (1984) sin razón aparente y el padre adoptivo de Baby sale sobrando.
En otras palabras, la historia tiene muchos huecos y personajes inacabados. Pero sobre todo, no respeta el nivel con el que inicia. Las virtudes son tan grandes como los defectos. Creo que el director no tuvo el tiempo suficiente para redondear su obra.
Baby Driver tiene muchas cosas buenas, de modo que si van con la expectativa de ver un churro cualquiera saldrán muy satisfechos. Véanla y comenten. (Ab.)
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