ALIEN: ROMULUS en Disney Plus es entretenida, se burla de los centennials y funciona mientras no intentes compararla con la original
Alien (1979). Para empezar Cailee Spaeny (1.52 m) no tiene la presencia física de Sigourney Weaver (1.82 m). Sin embargo, la joven sin casa, ni vehículo, ni pasaporte ni abogado, parece no tener forma de pelear la extensión automática del contrato laboral, aunque pueda darse el lujo de tener un robot inútil. Quizás exagero, pero me pareció racista que el único hombre negro del reparto fuera el robot mascota de la protagonista que no puede defenderse, no conoce la estafa de ¿dónde quedó la bolita?, cuenta chistes bobos y tiene la estúpida esperanza de comprar un caballo para cabalgar en la playa de una galaxia muy muy lejana. Además ella lo llama Brother mientras el resto de los personajes lo desprecian y le dan órdenes. Ouch. Los uruguayos, que no pueden decir Federico y Rodolfo, sin agotarse pero son burlones. Lo más interesante de este mundo es que los rebeldes explican por altavoces que, en caso de no haberlo deducido, todos son esclavos de Weyland-Yutani.
La aventura cumple con jugar a adivinar quién será el siguiente en morir. Pero mientras los objetos parecen penes y vaginas, incluir a la embarazada raya en el mal gusto . En especial porque siendo el año 2142 tener un embarazo no deseado parece muy idiota. Quizá la visión de Fede es pesimista y nos sugiere que en cien años estaremos igual o peor.
Además, después de la muerte de Navarro, el filme se alarga innecesariamente hasta las dos horas con escenas oscuras que resultan cansadas y me hicieron perder el hilo y el interés. Todos sabemos que Rain se salvará a pesar de ser la más pequeñita y débil.
Es cierto que la cinta funciona, pero siendo una tripulación tan inexperimentada, tonta y emocional, contra un xenomorfo grande y treinta facehuggers, dos horas es demasiado. Esos cinco humanos no durarían ni media hora. (Ab.)
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