Drive-Away Dolls - Ethan Coen (2024)
El amor es un viaje en trineo al infierno en HBOMax es una pesadilla. No sé que le pasó a Ethan Coen, no sé si se ha drogado demasiado, si el dinero le robó la inspiración, o si está a punto de anunciar que se cambiará de sexo; pero esta película es, sin lugar a dudas, una tontería para lesbianas marihuanas. En los primeros cinco minutos estuve tentado a quitarla, pero mi mente me dijo que no podía abandonarla con base en la repugnancia instintiva. Quizá no estaba en el humor adecuado o quizá estaba pasando algo por alto. Era necesario aguantar un poco más y darle el beneficio de la duda. Me agarré fuerte al sillón y seguí viendo. Poco a poco, muy lentamente, controlé el asco y el disgusto, e intenté entender la historia. Encontré que quizá esto era una adaptación cómica y extraña de la historia de Vincent Vega y Jules Winnfield en Pulp Fiction (1994). Es decir son una pareja interracial, Jamie y Marian, que recogen un maletín y deben llevarlo a otro lugar, sólo que en este caso son lesbianas y no saben que están cumpliendo con un encargo.
Eso es todo, ya conté la historia. Claro que aquí Jamie y Marian no se separan, abren el portafolios y hacen negocio. Además, Jamie no muere por dejar su arma sobre la mesa para entrar al baño en una casa ajena. Acá el final feliz es un poco tonto y cursi.
No sé si debía divertirme mucho o debía escandalizarme o debía desesperar con esta historia. No sé si la fantasía de toda lesbiana reprimida es encontrarse con una experimentada que la rescate de su timidez o si esto es lo que creen que imaginamos los hombres de las vidas de las lesbianas.
La única certeza que tengo es que para verla, deberías tomar alguna droga fuerte, psicodélica quizá, que haga de esto algo divertido. Yo no lo sabía, no consumo drogas y sentí mucha pena por el creador de Fargo (1996). Supongo que el éxito es la peor de las adicciones y la más difícil de controlar.
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