CERRAR LOS OJOS es un guión perfecto que forma parte de la 76 Muestra Internacional de Cine. La cinta comienza con una escena en que un viejo judío sefardí contrata a un hombre para buscar en Shangai a su hija. Lo que sigue son las andanzas del director retirado Miguel Garay, involucrado en el programa de TV Misterios sin resolver, buscando a su amigo y actor Julio Arenas que desapareció durante el rodaje hace 22 años. La conclusión de ambas historias se descubre y se trenza al finalizar la cinta. El cine imita a la vida o la vida imita al arte. La historia del rodaje inconcluso parece ser el opuesto y el complemento de la desaparición del actor perdido. Pero la cinta es solemne, avanza muy lentamente, va tejiendo cada detalle para que el final sea avasallante. Requiere mucha paciencia pero será recompensada.
Quizá el momento más divertido de esta película tan seria sea cuando el director Miguel Garay canta en la playa My Rifle, My Pony and Me de la cinta Río Bravo (1959). El resto de la cinta nos da la receta perfecta para envejecer: Sin temor ni esperanza.
Perlas de sabiduría son esparcidas por al película, quizá sea cierto que los anarquistas son todos cristianos y tal vez aprendas algún nudo marinero. Las reflexiones sobre el nombre, la identidad, los vínculos y el propósito de la vida son expuestas en contextos significativos.
Te puedes cambiar de nombre, borrar tu pasado, abandonar el trabajo de toda tu vida, olvidar a tu familia y amigos, cambiar de domicilio y sin embargo, tu cuerpo no te abandona, sigues siendo el mismo. La vida es aprender a disfrutar y dejar ir, aprender a mirar y cerrar los ojos. (Ab.)
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