Pedro Páramo - Rodrigo Prieto (2024)
PEDRO PÁRAMO está en Netflix y me obligó a leer de nuevo la novela. Antes de continuar debo advertir que soy muy fan de Rulfo. Cuando era adolescente intenté leer Pedro Páramo tres o cuatro veces y me perdía. Tenía que empezar de nuevo. Un día decidí leerla de principio a fin sin hacer pausas y entonces puede entenderla. Quedé marcado. Ver la película, es algo extraño. Por una parte, casi todo el texto, las palabras están allí y eso resulta grato. Sin embargo, la película parece sin alma. Es decir, parte importante de la novela es que nada es real, nada pesa, todo es intangible. El libro es una historia de fantasmas que chocan con fantasmas, mientras que la película es pesada como la realidad. Falta la duda, falta el chisme, falta ese espacio propicio para la desorientación. No hay confusión sobre quién está hablando, la naturaleza no se alza como una amenaza, el instinto no es el guía dictador, la vida no parece una maldición. Obviamente lograr eso era difícil y quizá esta cinta sea la mejor adaptación posible, pero extrañé la magia del texto.
El libro es un descenso al purgatorio. Los personajes no están viviendo las cosas, sólo las recuerdan. Cuando estaban vivos deseaban morirse para escapar de Comala y ni muertos pudieron irse. Se han quedado porque tienen pecados por purgar. Son sombras, son ecos, no hay caminos para salir de Comala, no está en el mapa. Los muertos se agolpan y se interrumpen. Y utilizan palabras que los caracterizan.
La película no puede rescatar todo pero lo intenta. Su mayor mérito es la claridad de exposición. Aunque por un momento se me escapó que el bebé que le entregan se convierte en Miguel Páramo, todo está bien planchado. Por lo que refiere a su relevancia en la actualidad, supongo que es una clara advertencia. Seguimos igual que hace un siglo. Los caciques ahora son narcotraficantes y el expresidente AMLO podría ser Pedro Páramo. Un rencor vivo, un enfermo de ambición que después de hacerse con todo, se descubre insatisfecho y se encierra en su rancho para morir.
El inicio es quizá la parte que mejor rescata el ambiente. Pero Tenoch Huerta hace puchero cuando Pedro no está triste. Su voz no refleja la curiosidad y la decepción de quién descubre sus raíces. En contraste, Dolores Heredia brilla, ella hace suyos los diálogos y los suelta sin intentar torcerlos. Quizá ella es la mejor en toda la cinta.
Ilse Salas no tiene espacio, nunca tiene oportunidad de mostrarse, es puro sufrimiento. Manuel García-Rulfo tiene personalidad y se impone como protagonista pero no queda clara la obsesión de Pedro por Susana, le falta construcción. Roberto Sosa como el padre Rentería, toma un protagonismo que no tiene en la novela.
Julieta Egurrola tiene una sola escena así que su aparición es irrelevante. Los actores secundarios están mejor en este filme. Hector Kotsifakis como Fulgor, Mayra Batalla como Damiana, Giovanna Zacarías como Dorotea, Noé Hernández como Abundio, Gabriela Nuñez como María Dyada.
Las locaciones están bien elegidas y aportan mucho. La fotografía es perfecta para los paisajes, pero les roba la calidad de fantasmas a los personajes. El vestuario me parece excelente para Pedro, Susana y Rentería pero excesivamente cuidado y limpio para los demás. La ropa de Juan Preciado me parece un error, parece oficinista. Algunos efectos especiales están buenos, pero los cuerpos girando en el cielo lucen fatal y tal cosa no es descrita en el libro.
La película merece ser vista, pero no creo que ésta sea la última adaptación del libro. Para quienes no han leído la novela, seguramente la impresión será mucho mejor. Para los que ya la leyeron es una buena invitación a releerla. Entiendo que Rodrigo Prieto no pudiera dejar pasar la oportunidad de dirigir este texto, pero creo que su inexperiencia se nota en el tono solemne de sus protagonistas. (Ab.)
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