The Deliverance - Lee Daniels (2024)

 LA LIBERACIÓN, en Netflix, es una cinta de terror que funciona. Trata sobre el equivalente protestante del exorcismo. Tiene un punto de vista relativamente fresco. Tan sólo por apartarse de la tradición católica merece ser vista. Parte de la idea de que Dios está en todas partes, y aunque acepta a Jesucristo como deidad, no considera necesaria la intervención de un sacerdote o un iniciado para realizar un exorcismo. Rechaza el monopolio del poder exorcista. Pienso en la canción de John Lennon, POWER TO THE PEOPLE. La idea es democrática, cualquier persona puede expulsar un demonio.  Pero para llegar a tal punto, la cinta construye un recorrido lógico. Lo primero es reconocer que hay un problema. Después reconocer y aceptar la naturaleza del problema. Luego intentar aplicar las soluciones obvias. La construcción de esta cinta sigue una lógica estricta que le brinda verosimilitud y evita los saltos cuánticos. Prueba los caminos conocidos y sólo cuando fallan, intenta uno nuevo. 

Hay una lógica perversa en ver un problema e insistir en que la causa del mismo está entre los sospechosos comunes. El cerebro ha sido programado para dejar fuera ciertas evidencias y no tomar en cuenta nuevas explicaciones. Si dices que una casa está construida sobre un pozo de energía negativa y eso afecta la conducta de sus habitantes, nadie te tomará en serio. 

Los que se dicen ateos han llegado al grado de considerar a la ciencia su religión y algunos son tan fieles a sus creencias que se convierten en fanáticos. Cualquier asunto que desafié su lógica es falso por sistema. Es necesario tener presente que la ciencia es un conocimiento vivo que se renueva día a día. 

Hay asuntos que todavía no pueden explicarse y muchos otros que la mayoría jamás podremos comprobar. Nunca he visto un átomo y, aunque encuentro fascinante que los electrones puedan comportarse como partículas o como ondas, me gustaría reproducir el experimento, antes que confiar ciegamente en lo que otros cuentan.

De vuelta al filme, puedes rechazar la existencia de los demonios, pero resulta evidente que existen fuerzas o seres desconocidos y están afectando las vidas de los personajes. Si te pones en sus zapatos, resulta lógico explorar la posibilidad de la liberación. La cinta llega a la posibilidad de una solución por la vía mística, pero lo hace cuando no tiene otra opción. Resulta extraño que demos por hecho que todo puede ser explicado y que nuestro cerebro es capaz de entenderlo todo. 

El contexto gringo, todo sucede en Indiana, permite que la cinta incluya un trabajador social que está al pendiente del cuidado de los menores de edad. Ese personaje funciona muy bien como testigo de los hechos y representa al espectador porque tiene una visión objetiva.  

La trama queda bien arropada por un contexto social que no resulta ajeno a los problemas de cualquier familia (padre ausente, alcoholismo, pobreza, violencia). Por último, vale la pena subrayar que todos los actores hacen buen trabajo. Y Glen Close se luce. Su personaje es una pesadilla. No es una obra maestra, pero tiene alma. Dale una oportunidad. (Ab.)

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