Technoboys - Gerardo Gatica González & Luis Gerardo Méndez (2024)


 TECHNOBOYS, en Netflix, es una cinta que tiene muchas buenas ideas pero sus aspiraciones superan la capacidad de sus directores. La historia trenza varios hilos: a) Un grupo musical de gente sin talento que tuvo éxito en los '90 y planea un reencuentro porque no se resigna a ser olvidado. Mue
stra que aquellos que fueron exitosos reaccionan de distinta manera al desintegrarse el grupo. Unos descuidan su apariencia, otros intentan llamar la atención transformándose, otros insisten en el mismo concepto contra viento y marea y otros construyen una nueva vida. b) Un retrato del funcionamiento de los programas de chismes sobre la farándula. Expone que la TV aprovecha todo, cualquier cosa sirve para montar un escándalo y linchar a aquellos que les dan de comer. Además, montan escenarios que propician la bronca. c) Una historia de amor no correspondido que coquetea con la venganza. Una solista oportunista que un día se vende como española coquetea con un famoso para alcanzar otro público, después se casa con su productor y luego se dice afroamericana para abanderar una causa social ajena, pero siempre cae de pie. 

Entre estos hilos, el humor se burla por igual de los transgénero que necesitan llamar la atención, que de los pseudo machos que esconden su homosexualidad. Caen golpes a Hugo Sánchez, Paulina Rubio, Belinda, Shakira, Niurka, Mara Patricia Castañeda, Luis de Llano, Timbiriche, etc. Caen argentinos que inmigraron a México, caen los fans, caen los discapacitados. La hoguera de los vanidades se alimenta de todos.

Extrañé muchísimo a Kalimba, creo que fue un error no invitarlo, pero supongo que es una víctima más de la estúpida cancelación. Ese hueco, lo ocupa un tabasqueño que habla como puertorriqueño, guiño al tipo de Celaya que finge el acento español de Nosotros los Nobles (2013) o a la chilanga judía que habla como tabasqueña. El filme utiliza todo el léxico de la inclusión para burlarse del pensamiento progre. Hablar con la e es exhibido directamente como una ridiculez. Luis Gerardo Méndez es Alán, líder del grupo y cabeza del reencuentro. Como protagonista se arriesga a dar voz a todos los excluidos de la inclusión para que el resto de los personajes  se sientan insultados. Sólo Freddy (Fernando Bonilla) se anima a compartir la carga de los adjetivos inapropiados pero lo hace desde la silla de ruedas. Los Technoboys (aferrados a la oportunidad de recuperar el hueso) son nada sin Alan y Alan es nada sin los Technoboys. El equipo es más importante que los individuos.

Sin embargo, Luis Rodríguez Guana (Babyface) se roba la película con el poco tiempo que le permiten brillar. Su personaje es el único que superó el olvido, encontró una nueva ocupación, no cambió su sexualidad, se mantiene cuerdo y en forma, sigue soltero y está dispuesto a ganar dinero bailando y haciendo playback  Detrás de él queda Fernanda Castillo interpretando a la Coquis Topete.
Al final, el mensaje de reconciliación y el amor puede engañar a los que queden aturdidos por las infinitas menciones de los términos del diccionario LGBT y a los que no pusieron atención. Pero te invito a examinar tres detalles. 1) Leo (Joaquín Ferreira), el único hombre blanco heterosexual sano y sexualmente activo. Vive con dos hijos y una pareja estable, la guapa y sexy Aguacero (Paola Fernández). Leo es el ser de luz que salva al día de los perturbados con un viaje de Ayahuasca. Es el personaje ejemplar. 2) Alan acepta a sus compañeros valorando el pasado y el futuro del conjunto musical, pero rechaza el beso de la gorda barbuda que hace de su manager. 3) Melena (Karla Souza) acepta dejar de usar causas sociales para vender y ratifica su heterosexualidad eligiendo al pene más grande que conoce. La tradición conservadora se impone sobre los excéntricos.

A pesar de sus buenas ideas políticamente incorrectas y su humor ácido, la realización es muy pobre. Todo luce grabado en estudio, la producción abusa de lo feo, lo triste, los colores chillones y el vestuario barato. No hay una toma de lenguaje cinematográfico. Las palabras verga y Bro se repiten hasta el cansancio. La música es horrenda, la traición es predecible, copian con descaro de Thelma & Louise (1991) y el final feliz es demasiado obvio.


 La cinta me hizo reír en muchas ocasiones, pero el sello de Televisa se siente en todo momento. Luis Gerardo intenta ser rebelde pero no puede negar la cruz de su parroquia. Es una película mala, pero si eres el público objetivo, pasarás un rato divertido. Creo que será un gran éxito en México y la comunidad LGBT se comerá el falso discurso de la inclusión porque le dieron espacio a la inexpresiva Daniela Vega. (Ab.)

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