My Little Goat - Tomoki Misato (2018)

 

Este corto japonés de animación es una adaptación del cuento "El lobo y las 7 cabritas" de los hermanos Grimm, que advertía sobre los peligros de abrir la puerta a los extraños. En el cuento las cabras se quedaban en casa y el lobo las engañaba para que le abrieran la puerta. El lobo entraba y se comía a las cabras, sólo la más pequeña sobrevivía escondida. Al volver, el superviviente explicaba lo sucedido y la madre iba en busca del lobo, le abría  la panza  para recuperar a sus hijos y la llenaba de rocas. El lobo despertaba con sed, iba al río a beber y moría ahogado por el peso de las rocas. En el corto, todo inicia mientras el lobo duerme y ronca haciendo la digestión. La madre le abre el estómago para recuperar a sus hijos. Pero le falta el mayor, el primero en desaparecer. Un corte y la cabra ya encontró a un niño con suéter de lana que confunde con su hijo. La escena mezcla la idea de que un niño puede ser confundido con una cabra, con que el juicio de la madre cabra está afectado por el duelo o con que identifica en el niño las señales del abuso que sufrieron sus crías. La mezcla me parece demasiado complicada para un niño y demasiado boba para un adulto. 

No vemos el primer ataque del lobo, no se muestra el engaño inicial del cuento. Más tarde descubrimos, con base en el patrón de conducta, que la madre salió en busca de comida y advirtió a sus hijos sobre no abrir a nadie. Pero en pantalla, la cabras no abren, el lobo no engaña a nadie, entra por la fuerza buscando a su hijo y nada garantiza que este lobo sea el mismo de antes. Es apenas una escena dentro de un cuento incompleto. Busca el impacto sin construir el relato. 

El cuento advertía sobre el peligro de abrir a desconocidos, pero ahora el peligro es un familiar. El lobo no es un extraño, es un padre buscando a su hijo. Deduzco que existe la intención de informar a los niños que su padre podría hacerles daño. En ese sentido, el corto es perverso. El salto entre desconfiar de extraños y desconfiar de tu padre es demasiado crudo. Un maestro o un tío, me parecería más adecuado. Un niño en esa situación, podría hacer el salto hasta su padre y reconocer la agresión.  

La escena del abuso es tan explícita que resulta grotesca. La resolución, con base en un arma de electrochoque y la inclusión de un celular vuelve inverosímil la  idea de llenar de piedras el estómago de un pedófilo y dejar que se ahogue. Es un universo ridículo con reglas caprichosas. Pero quizá, la sociedad está en un nivel de bestialidad infantiloide que no comparto. De cualquier modo la animación está bien lograda. (Ab.)

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