Coming to America - John Landis (1988)

 UN PRÍNCIPE EN NUEVA YORK es una divertida comedia que cuenta la historia del príncipe africano, Akeem Joffer, que no ha conocido nada desagradable porque ha vivido dentro de palacio con todos los lujos. Cuando cumple 21 años, su padre, el rey Jaffe decide que es tiempo de que contraiga matrimonio con Imani, la hija de un general que ha sido educada para complacer al príncipe en todo. Pero el príncipe quiere una mujer libre que tenga ideas propias. Para encontrarla, viaja a Queens (reinas), Nueva York y comienza a trabajar en un restaurante imitación de McDonald's. El inicio de está cinta parece una copia de la leyenda del Buda. Pero cuando el príncipe llega a Queens, no busca ascetas ni maestro y su conocimiento de la pobreza, la vejez la enfermedad y la muerte no lo afectan. Akeem parece disfrutar de conocer todas esas cosas que no había tenido al alcance. Esto no es una historia de iluminación. Es tan sólo un hombre buscando que no lo vean como un príncipe para atraer a la mujer correcta. 

La colaboración de Eddie Murphy y Arsenio Hall hacen de esta cinta algo muy agradable. Quizá Queens como barrio pobre y la barbería de mala muerte sean el único toque de contraste. Todo lo demás es lui y belleza. Shari Headley, como Lisa, la mujer ideal, es guapísima; Vanessa Bell con Imani, también es muy guapa y, en general, todas las mujeres que aparecen (bailarinas, lanzadores de pétalos de rosa, etc.) son guapas.

Se suman al reparto; James Earl Jones como el rey, Eriq La Salle como el novio de Lisa y rival de Akeem, Cuba Gooding Jr. como un cliente en la barbería y Samuel L. Jackson como un ladrón. 

La comedia funciona a pesar de los años y da gusto ver una historia en que los extras tienen un momento para lucirse. Basta decir que los personajes Mortimer y Randolph Duke interpretados por Don Ameche y Ralph Bellamy en De mendigo a millonario (1983) reaparecen unos instantes en este filme. La cinta da tanto espacio a cada personaje que incluso un perro tiene la oportunidad de robarse una escena.

La cinta lleva su moraleja y hace espacio para que una mujer inteligente se convierta en parte de la realeza (ficticia), pero es curioso que una y otra vez Akeem amenace con renunciar al trono. Obviamente hay final feliz y por eso fue un gran éxito de taquilla, aunque tuvo que lidiar con una demanda (no por parte de McDonald's). (Ab.)

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