La casa lobo - Joaquín Cociña & Cristóbal León (2018)

La casa lobo es una magnífica película chilena que supongo es el plato fuerte del 39 Foro Internacional de Cine que inició en la Cineteca Nacional el pasado viernes. No sabía nada del filme y fui a verlo con una idea totalmente equivocada. Esperaba ver un cuento para niños con una animación deficiente. Lo que ví me sorprendió. Si ustedes son chilenos o alemanes, tendrán una lectura muy informada y diferente de la cinta. Para el resto del mundo La casa lobo es un ente lleno de trabajo y creatividad con guiños racistas y nazis, al tiempo que es una fábula sobre la familia, una reconstrucción de los cuentos infantiles y de los mitos la tradición judeocristiana. Si no han visto el filme por favor paren de leer y vayan a verlo. Una vez visto, por favor, vuelvan a esta reseña, les prometo que se enterarán de cosas que no pueden saber con tan sólo ver la cinta.
Ya la viste. Continuemos. La primera impresión es muy desconcertante. Como dije antes, hay elementos racistas que caen muy pesados y que sólo se compensan con la fantástica animación misma que crea un ambiente pesado y opresivo. Es decir, es evidente que se trata de una ficción, pero parece más un cuento de terror y locura, parecido a El castillo de la pureza (1973) mezclado con el mito hebreo de la creación. Allí están algunos elementos: la madre/diosa convirtiendo a los puercos en humanos, la manzana de la tentación, la palabra como fuerza transformadora, los nombres como origen de la dignidad y la expulsión del edén.  Afuera está el peligro, afuera está el lobo. ¿De verdad está afuera el peligro? El lobo es el lobo del hombre. Maldito Hobbes tenía razón.
La guionista, Alejandra Moffat, explica que en Chile todo el mundo sabe qué fue la colonia dignidad. Un asentamiento fundado por un ex militar nazi. Un sitio donde se convertía a los niños chilenos en un híbrido nazi que hablaba alemán. Un espacio cerrado del que era casi imposible escapar. Una secta en la que la gente creía que los embarazos se producían cuando dos personas que se amaban se veían a los ojos. Una colonia cuya miel se vendía como la más rica de todo Chile.
Cuenta Alejandra que, cuando niña, vivía a unas horas de la colonia y que aunque el sitio era muy agradable su padre le decía que por allí jamás debería parar ni a comer. No le explicaba por qué, tan sólo se lo prohibía. Evidentemente los productos de la colonia nunca eran comprados por su familia. Allí habitaba el lobo que merodeaba los sueños de la niña. De modo que el guión es producto de la información que recibió cuando niña y de su investigación como adulta. 
La película fue un éxito en Chile y tuvo la audacia de estrenarse en la 68 edición de la Berlinale. Causó mucha sorpresa a los alemanes ver una esvástica transformarse en una ventana, hizo mucho ruido ver a los alemanes como los malos de la historia y sin embargo le fue bien.
La cinta fue filmada en Amsterdam, Santiago de Chile, Buenos Aires y la Ciudad de México. La gente acudía a los museos y podía participar en el trabajo de animación, incluso hubo gente que donó algunas cosas para que aparecieran en pantalla. En la CDMX la gente pensaba que estaban haciendo piñatas y hubo alguno que se quedó dos meses a ayudarlos. 

En resumen, se trata de un trabajo magnífico y aterrador, creativo y laborioso, que ataca los miedos infantiles y que puede ser comprendido sin necesidad de haber escuchado jamás de la colonia dignidad. Material para tus pesadillas o inspirada en tus pesadillas, de cualquier manera La casa lobo es una película salvaje que todos deberíamos ver. (Ab.)

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