El cuento de las comadrejas - Juan José Campanella (2019)

El cuento de las comadrejas es una excelente comedia argentina de humor negro que juega con todos los mitos y prejuicios sobre el guión de cine o libro cinematográfico.  Lo primero que llama la atención es el buen elenco que incluye a Óscar Martínez, el mismo que hizo El ciudadano ilustre (2016); a Clara Lago, la misma de Ocho apellidos vascos (2018) y el bodrio Tengo ganas de ti (2012); y a Luis Brandoni, el de Mi obra maestra (2018). Los tres se lucen. No conocía a Marcos Mundstock  pero su personaje de guionista se roba muchos buenos momentos. Nicolás Francella es una copia de su padre y quizá por eso una desilusión. Graciela Borges, la actriz dueña de la casa, es para mí el eslabón más débil. La historia es que, no muy lejos de Buenos Aires, la diva y su esposo, un actor fracasado, comparten una gran mansión  con el director y el guionista con que trabajaban habitualmente. La extraña cohabitación será explicada más adelante. Aunque los hombres parecen llevarse muy bien, la dueña de la casa está insatisfecha con el arreglo. Un par de jóvenes llegaran a la casona y darán fuerza al conflicto, apoyando las ambiciones de la diva.
La película es una batalla de estrategia e ingenio. Constantemente se hace referencia a los guiones de cine, por ejemplo cuando mencionan que su "vida ha sido buena por que no hay un conflicto, un villano"; o cuando "si pones esto en una película nadie te lo cree". Ya que todos los personajes hacían cine resulta muy natural y divertido hablar sobre la construcción del guión. 
El villano son las inmobiliarias. Ellos destruirían cualquier villa campestre para hacer un desarollo. Aunque es la moda hablar sobre los terribles efectos de la gentrificación, lo cierto es que la película no insiste en el tema y apunta hacia el verdadero problema: el mundo está lleno de gente. 
Hay algunos huecos y asuntos que se estiran demasiado, pero el filme funciona muy bien y presenta crudamente el conflicto entre dos generaciones que ven el mundo diferente pero con igual soberbia. Somos bichitos cabrones y los bichitos se comen a otros bichitos.
Sabe más el diablo por viejo que por diablo. Todos los secretos de los cuatro viejos quedarán expuestos y eso sólo sirve para hacer más interesante lo que estamos viendo. Contrario a lo pudieras suponer con base en la edad de sus protagonistas, hay una buena dosis de acción. Yo reí mucho. (Ab.) 
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