Casa de mi padre - Matt Piedmont (2012)
Es un arte hacer todo mal. Cuando salí de ver esta película no estaba seguro de si me había gustado o si la había odiado. Me había reído mucho, pero sentía un disgusto profundo. Estaba seguro de que haberla hecho había sido divertido, pero verla me pareció demasiado.
Agradecía las risas y poco a poco fui entendiendo. No fue fácil aceptar que algo tan malo me había gustado. Pese a los prejuicios que tengan sobre sus actores, yo digo que vayan a verla. Si les hace reflexionar sobre sus ideas de cómo debe ser el cine, es porque ha cumplido su objetivo. (Ab.)
Precisamente, es hacer mal las cosas a propósito. El único abuso me pareció que se dió en la escena del tigre blanco y la larga larga larga carta explicatoria a los espectadores.
ResponderEliminarDe ahí en fuera me reí mucho por lo absurdo de la trama y de los personajes. Lo único que les falta es hacer una segunda parte reviviendo a los muertos. Jeje.