C'era una volta il West - Sergio Leone (1968)
Once Upon a Time in the West está en Netflix bajo el titulo Hasta que llegó su hora. Es un Spaghetti Western. Pero no es sangriento ni alocado. Es un filme reposado que se toma tiempo para todo y que exhibe una producción con atención al detalle. No tiene el ritmo de las películas de hoy pero su pausa permite apreciar la riqueza de las imágenes. Al inicio resulta extraño el sonido porque no fue grabado directo, pero eso se olvida conforme avanza la trama. Las historias son: 1) la de Claudia Cardinale que viaja de New Orleans a Sweetwater (pueblo ficticio del oeste entre Arizona y Utah) para casarse; 2) la de Henry Fonda que colabora con el dueño de la ferroviaria para lograr que el tren cruce de costa a costa; 3) la de Charles Bronson que se dedica a arruinar los planes de Mr. Fonda y descubre su misterio al final; 4) la de Cheyenne, un bandido que busca una vida mejor. Estas 4 historias se cruzan para que descubramos quién queda vivo.
Mr. Bronson es más feo que una tortuga con acné, pero el personaje Harmónica es perfecto para él; Mr. Fonda se luce y Claudia presume cuerpazo y sonrisa pero no convence. Woody Strode, un actor negro que aparece al inicio, se roba la pantalla. Me recordó a Yul Brynner en Los Diez Mandamientos (1956).
La secuencia inicial en que tres enviados de Mr. Fonda esperan a Mr. Bronson en la estación es alucinante. El duelo final entre Harmónica y Frank, incluido el flashback, es magnífico. Los paisajes, los bares, los trucos de Cheyenne sobre el tren, los trenes, cada detalle es para disfrutar.
Hay cosas que hoy no se toman tan en serio como el polvo sobre todas las cosas, en especial sobre la ropa, o el bronceado de los actores y el sudor en su piel. El filme logra transmitir el calor y el cansancio propios del clima desértico.
Otras cuestiones sobresalientes son: 1) el guión aprovecha muy bien la idea de llevar el tren de costa a costa; 2) la pausada administración de la información; 3) la idea de que los personajes son insustituibles pero que la situación no se queda resuelta. Esto ultimo es sabrosamente expuesto. Hay un dialogo en que Frank entiende porque no puede sustituir a Mr. Chúchu y otro en que señalan que los peces grandes siempre sacan a los peces chicos del negocio. Por cierto el interior del vagón de Mr. Chúchu es una pieza de museo.
Esos conceptos son vigentes. Me obligaron a pensar en que Internet es el nuevo tren. En él, las redes sociales luchan por las áreas de oportunidad, las estaciones, basta saber que WhatsApp e Instagram forman parte de Facebook. Sin embargo, siempre habrá gente innovadora que prevea hacía donde se mueve el negocio y pueda colarse. Eso no quiere decir que podrán conservar su tajada del negocio.
Por otra parte, Miss Cardinale vive el sueño de la cenicienta postmoderna. Ella quizá nunca soñó con cambiar de vida; sin embargo, el destino la va empujando y ella sabe adaptarse. Hay un cuento sobre un bambú y un roble cuya moraleja consiste en que resulta más conveniente ser flexible que ser fuerte. Creo que el filme explota esa idea.
Si les sobran dos horas y cuarenta y cinco minutos será tiempo bien aprovechado en este filme. No duden. Déjense llevar. El viejo oeste tiene más para dar que cualquier cinta de superhéroes. Esta película es razón suficiente para incluir a Sergio Leone en la historia del cine. (Ab.)
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