Ingrid Goes West - Matt Spicer (2017)

 INGRID CAMBIA DE RUMBO, en Prime Video, se me atragantó. No sé a quién está dirigida o si cumple alguna función social. Trata sobre un tipo de locura / adicción que se alimenta de las publicaciones en redes sociales. Ingrid es una joven consumidora sin freno de Instagram, seguidora de una niña fresa llamada Charlotte. La influencer hace su boda e Ingrid se cuela a la fiesta para hacer un escándalo por no estar invitada y rociar gas pimienta en el rostro de la novia. El hecho provoca que la internen en un hospital. Tiempo después, supuestamente recuperada, vuelve a casa de su madre, pero la señora falleció y le dejó 60 mil dólares. Sola y con dinero, pronto vuelve a Instagram. Para escapar de los chismes en su ciudad en Pensilvania se muda a Los Ángeles. Su nueva vida merece nueva cuenta de Instagram que se convierte en un éxito copiando las publicaciones de otra influencia llamada Taylor. Ingrid se convierte en una acosadora delincuente, pero cae en blandito porque Sloane cree que es una admiradora y le saca provecho. La cinta es desesperante. 

La bola de nieve comienza a correr cuesta abajo haciéndose  más grande hasta llegar a niveles de enfermedad mental. Supongo que debía reírme pero no pude. El acoso no pasa por lo sexual, ni por lo material, es sólo reflejo de una mente sin parámetros ni personalidad. ¿Qué carajos quiere Ingrid de Sloane?

No sé que tan realista es la historia, ni cuantos casos así hayan aparecido, pero la actuación de Aubrey Plaza logra incomodar mucho. Lo más frustrante es no saber cómo se puede ayudar a alguien así. Ingrid parece consciente de su locura y su insatisfacción pero nunca se detiene.

El guión muestra que Ingrid, aunque sin vínculos familiares, tiene la suerte de entablar una relación cercana con Dan Pinto, casero y amigo. Sin embargo, ella sólo tiene ojos para Taylor. Desea copiarle todo e impresionara. Su conducta sigue la receta perfecta para el conflicto, la decepción y el fracaso.

Algunos problemas son obvios. 1) La gente que sabe presentar fotos de su vida que otros aceptan como un ejemplo a seguir. 2) Las personas sin educación ni valores no puede distinguir la frontera entre la pose y lo real, carecen de criterio para valorar las imágenes. 3) El abandono de la educación de los hijos permite que el dinero, la fama y la moda se conviertan en las únicas metas.

No tengo hijos, pero fui uno. Nunca entendí porque los padres se niegan a mostrar a los hijos que casi todo en este mundo es una farsa. A mis 50 y más, cada todo lo que me ha interesado investigar resultó ser un pozo de mentira y corrupción. Estoy seguro de que ni los objetos ni el dinero son la fuente de la felicidad, ni la medida del éxito. No estoy peleado con ellos, pero contra ese lavado de cerebro, estoy vacunado. De cualquier modo, sufrí está cinta. Supongo que resulta provocadora y advierte sobre el peligro de no guiar la educación de los hijos. (Ab.)

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