El Jockey - Luis Ortega (2024)

 EL JOCKEY, que hoy puedes ver en Disney Plus, se estrenó en el Festival de Cine de Venecia, es una ambiciosa cinta argentina que se sumerge en el surrealismo para contar una historia sencilla que se convierte en un oasis estético. Es posible que la estética del filme no te guste o incluso te parezca fea, pero sin duda tiene un estilo definido que eleva el relato a un nivel onírico. La historia es sobre Remo Manfredini, el jockey del título, novio de la también jockey Abril que ha estado ganando las carreras. Ambos trabajan para el mafioso Sirena, pero Remo ha perdido el gusto por competir y se deja arrastrar por las adicciones. En un punto, Remo pregunta a Abril qué debe hacer para que ella lo vuelva a querer. La respuesta es: morir y volver a nacer. Remo acepta el reto: OK. En la carrera más importante del año, con el caballo Mishima, recién traído de Japón, el jockey comienza ganando pero cuando parece que se despega, el corcel sale de la curva y se estrellan contra un enrejado. Remo va a dar al hospital donde se explica que sus heridas no son compatibles con la vida.

Allí la cinta abandona el relato lineal mientras Manfredini vaga por la ciudad vestido de mujer y poco a poco se transforma en Dolores para encontrar su destino. El pasado y el presente se mezclan para que conozcamos la historia de Remo antes de ser el jockey estrella de Sirena. Los cómplices del mafioso barren la ciudad buscando a Manfredini.

La música juega un rol esencial en esta cinta. Si lo visual es importante la música choca impasible y violenta con una calma de mar. Lo mismo que Usted y Sabor a Nada de Palito Ortega. Trigal de Sandro. Un beso y una flor de Nino Bravo. Sin disfraz de Virus y el Requiem de Mozart.

Úrsula Corberó luce competitiva, sexy y fría, Daniel Gimenez Cacho es el mafioso más exótico y sustituye al gato de El Padrino (1972) por un bebé. Nahuel Pérez Biscayart se transforma en un zombie que recuerda a Gustavo Cerati. Y los tres mafiosos, Daniel Fanego, Roberto Carnaghi y  Osmar Nuñez son una delicia. Incluso los dos jóvenes de negro (no ubico los nombres) que escoltan al jockey a la carrera clandestina se lucen.

Esto es un dulce para quienes tienen el gusto. A mi recuerda las cintas de David Lynch y me quedé esperando que el gaucho que corre el auto soltara un: Fuego, camina conmigo. El final es tan simple que resulta tan satisfactorio como cerrar un candado. Por favor, dale una oportunidad a esta cinta que rompe con lo cotidiano. (Ab.)

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