Luis Buñuel se obsesionó con el retrato de la Ciudad de México y lo hizo en un tono casi surrealista que mezclaba su obsesión por la religión y por las piernas femeninas. Su recopilación de imágenes incluye animales, obreros, tranviarios, la fiesta, los pobres, los borrachos, los huérfanos, el acaparamiento del maíz y la escasez de la masa para las tortillas, el sindicalismo, la organización jerárquica y el desinterés por los otros propio de la gente de la ciudad. Dos empleados del tranvía, Caireles y Tarrajas, ponen en riesgo su empleo por hacerlo demasiado bien. Ya que les llaman la atención por hacer bien un trabajo que no les corresponde, hacen un berrinche y se ponen una buena borrachera. Bien enfiestados deciden sacar el tranvía 133 a dar la vuelta con el plan de presumir su estatus de trabajadores del tranvía a Lupita, hermana del Tarrajas, y todos los vecinos. Pero las cosas se complican y no pueden devolver el 133 antes de que amanezca, así que...