The Bikeriders - Jeff Nichols (2023)
EL CLUB DE LOS VÁNDALOS, en Max, es mucho ruido y pocas nueces. Con base en el libro The Bikeriders (1968) de Danny Lyon, la historia intenta lucir como un documental sobre las tontas bandas de motociclistas que se convirtieron en pandillas en Gringolandia. Pero en realidad cuenta un triángulo amoroso: Johnny (Tom Hardy) líder de The Vandals pelea con Kathy (Jodie Comer) por el amor y atención de Benny (Austin Butler). Johnny le ofrece convertirlo en el líder del club y Kathy le ofrece su amor incondicional, pero Benny ama a su motocicleta más que a nada en el mundo y como no tiene impulsos homosexuales, por temporadas se aleja del club y también de Kathy. La historia la cuenta Kathy, al fotoreportero Danny, con un acento sureño que en la primera media hora fastidia, pero una hora y media más tarde, cuando termina la película, ya no lo detectaba. La película no cuenta mucho, el club crece por arte de magia, quizá porque había mucho gringo alcohólico sin oficio ni beneficio con ganas de pasear y muchos veteranos de Vietnam que no lograban readaptarse.
La cinta omite explicar cómo se cobraban las cuotas del club, cuánto dinero se recolectaba, quién les enseñaba a reparar sus motos, dónde les hacían adecuaciones, etc. Ningún detalle sobre la mecánica, las rutas, la seguridad o los aspectos económicos.
Los clubes de motociclismo se convierten en crimen organizado y la violencia aumenta. En consecuencia, los que comenzaron el club con buena intención quedan desplazados por las violentas nuevas generaciones.
Muchas peleas, un poco de compañerismo, castigos ejemplares y carnita asada con cervezas. La película aburre bastante. Sólo en la media hora final se pone buena. Sólo para fans de las motos clásicas. Por cierto, una bala acaba con el triángulo amoroso. (Ab.)
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