Señora Influencer - Carlos Santos (2023)
Mónica Huarte se luce en Amazon con la divertida historia, políticamente incorrecta, de SEÑORA INFLUENCER. No pongo el póster porque es horrible. La cinta comienza con Fatima Ferreira, una mujer adulta, cantando en un salón lleno de niñas pequeñas. Ella no es una maestra en un jardín de niños, es una voluntaria en un orfanato. Fatima descubre a una niña llorando en el baño y la niña le cuenta que se compro un teléfono celular y una adolescente se lo robó para publicar mensajes sexys en la cuenta de una influencer llamada Sofi Fojo. Fati confronta a la adolescente y le pide devolver el celular, la chica responde con insultos y Fatima, incapaz de controlarse, la abofetea. La administración expulsa permanentemente a la voluntaria. Tras la expulsión, se descubre que Fatima, hija de un cineasta famoso, tiene algunos problemas psicológicos, está medicada, en su infancia recibió electrochoques y no recuerda la muerte de su madre. La cinta no aclara que tipo de enfermedad sufre, pero su padre viudo la considera incompetente y la mantiene encerrada en casa haciendo labores domésticas.
Gracias a lo ocurrido, Fatima tiene la intención de comprar un celular y abrir una cuenta en redes sociales. Esa primera parte es muy incómoda de ver porque la protagonista es una persona notoriamente enferma y sus primeras publicaciones como Fati Ferri son de pena ajena. Supongo que la cinta se inspira en el personaje de Yuya, pero no estoy seguro. Fati se convierte en un éxito impulsado por los rudos comentarios de los haters.
Acá la cinta cambia de tono, ya que dos famosas, Sofi y Camila, deciden beneficiarse con el éxito de Fati invitándola a salir con ellas y haciendo publicaciones conjuntas. Por otra parte, una coach / psicóloga / gurú argentina llamada Jackie pone su atención en el caso de Fati. Entre las tres impulsan la imagen de la señora que también acepta los servicios de promoción de un manager gay llamado Paco. Fati se hace de tantos seguidores que logra independencia económica, mientras aprende los trucos del influencer.
Esa es la parte divertida de la cinta. El ambiente influencer es encuerado. Todos son personajes que en pantalla se muestran de fiesta, gozando la vida y sus placeres, siempre alegres y exitosos. El contenido son obviedades recicladas de otras cuentas que se endulzan o se condensan en frases bobas porque el tren del mame es infinito. Obviamente hay otros tipos de contenido, pero la cinta sólo se ocupa de las cuentas de "guapas/inventadas" que dan consejos de maquillaje y "superación personal".La cinta logra que te olvides de los padecimientos psiquiátricos de Fati. Ella se transforma rápidamente para que dejes de sentir pena ajena. Parece que su desarrollo psicológico ha superado el estancamiento y comienza a progresar. Sus amigas la toman más en serio, habla con su padre y su guía espiritual pierde importancia ante sus compromisos laborales.
La parte divertida se va tornando oscura. Algunos dirán que Fati está loca, pero yo diría que su adaptación al medio es absoluta. La corrección política indica que lo que pasa en redes sociales debe quedarse en el mundo virtual, pero la realidad no tiene límites. Si se carece de una brújula ética o te la frieron con electrochoques, puedes pasar sin sobresaltos de la mentalidad de borrego a la de tiburón en busca de sangre.
La cinta tiene un ritmo raro que pasa de lo vertiginoso a lo pausado y viceversa. Quizá yo no entiendo la nueva personalidad de Fati pero el humor y los cambios de tono son un poco toscos, no parecen bien redondeados. La cinta pretende seguir con la comedia aniñada, mientras Fati se hunde en la psicosis. Es como la Elvira de Looney Tunes pero le falta maldad a su locura. No es una obra maestra, pero es aire fresco para el cine mexicano. (Ab.)
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