Aquaman - James Wan (2018)
Aquaman hace agua por todos lados. Mi intención al escribir esto, es que te ahorres el boleto y no desperdicies dos horas de tu vida. Antes de ver este filme había revisado algunas críticas y todas hablaban del Rey Arturo y de Star Wars, mi imaginación no encontraba lógica en mezclar ambas historias. Además decían que el filme tenía muchos efectos especiales buenos, que entretenía y que valía la pena por rescatar la figura de Aquaman. Sólo viendo este filme es posible procesar la mezcla entre el Rey Arturo y Stars Wars. Aquaman copia a Star Wars para las persecuciones; la leyenda del Rey Arturo, en lo que refiere al Tridente atorado en la piedra ; Indiana Jones, para la secuencia del desierto y el reino bajo el Sahara; Matrix, en el movimiento que esquiva la lanza; Caín y Abel son reinterpretados; el kraken es rebautizado Karathen; la leyenda de la Atlántida es calcada y muchos otras cosas más. Imitar no es malo; los genios del cine han imitado a otros. Lo malo es que cualquiera pueda detectar la copia y concluya que hiciste un monstruo sin pies ni cabeza. Nos guste o no, la fantasía, para poder conectar con el público, debe seguir las leyes de la lógica, debe ser consistente. James Wan decidió que la lógica era inútil y con ello destruyó su historia.
Lo primero que vas a notar es que nadie, en el equipo de escritores, hizo una lista de los poderes de Aquaman, de Mera, de Vulko o del Rey Orm. Los personajes parecen olvidar sus poderes y recordarlos cuando conviene a la historia. Un ejemplo evidente es la secuencia en que Mera y Arthur viajan en un barco robado. Son seres acuáticos que pueden llamar a una ballena para que los lleve, lo hicieron antes, pero prefieren ir en barco.
Lo segundo que choca es que las armas y, en general, la tecnología que utilizan en la Atlántida es tan avanzada que sería suficiente para acabar con la humanidad en un día. Sin embargo, el rey Orm decide no atacar y pretende ganarse el apoyo de todos los reinos submarinos.
Tercero, el mismo rey Orm desea castigar a los hombres y conquistar la tierra, ya está harto de los humanos, su basura y el envenenamiento del mar. Green Peace y yo lo apoyamos. De un momento a otro, lo olvida y se dedica a hacer la guerra a los reinos submarinos.
Cuarto, hay un subtexto racista con fundamento biológico. Los nobles pueden respirar en el agua y sobre la tierra; los plebeyos, no. Este subtexto racista es tan fuerte que parece determinar la suerte del mestizo bastardo. No es el carácter de Aquaman el que triunfa; es la mezcla exitosa de su sangre, la victoria es producto de una casualidad genética.
Quinto, el director odia a la preciosa Amber Heard y está perdidamente enamorado de Jason Momoa. Mera luce fea el 90% del tiempo en pantalla y los músculos de Jason son el foco de interés de la cámara.
Sexto, el personaje de la Manta Negra es absolutamente prescindible. No aporta nada, podría ser reemplazado por cualquier mercenario.
Séptimo, el humor de Aquaman es de adolescente borracho.
Octavo, es predecible en todo momento.
Noveno, los habitantes de los reinos del mar piensan exactamente igual que los humanos. Usan ropa, crean armas, hacen la guerra, prefieren los coches sobre el transporte animal, son simplemente ridículos. El único reino en el que los seres utilizan su mente, es el de los filósofos y son rápidamente dominados por los guerreros. Para mí, esto es lo peor de la película: el mensaje militarista que nunca termina. El mismo Aquaman, cuando logra hacerse del tridente, decide seguir peleando y jamás pasa por su cabeza ordenar a todos los seres acuáticos dejar de pelear y forzar la paz.
Para mí, éste filme es una tontería de principio a fin. Quizá no me avisaron que tenia que recoger un space brownie en taquilla antes de entrar a la función y por eso mi cerebro rechazó el viaje. Aquaman no aburre, te atrapa en el juego de encontrar otro error. Lo único bueno del filme son los tatuajes de Momoa y la actuación de Willem Dafoe. (Ab.)
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