Cuando acecha la maldad - Demián Rugna (2023)


 No podrás olvidar esta cinta argentina, cruda y violenta, disponible en Netflix. Su director supo combinar la simpleza de una trama de supervivencia con la complejidad de las reglas de un mundo paralelo. Si ves El Exorcista (1973) el demonio es pasivo, es necesario entrar a la habitación de Megan para enfrentarse con él. Por el contrario, si lo dejas en paz, se conforma con llevarse el alma de la niña. En CUANDO ACECHA LA MALDAD, el demonio no se queda en casa atormentando un alma, la pasividad es sólo una etapa en la que está tomando un cuerpo, su objetivo (más emparentado con los filmes más recientes de zombies) es infectar al mundo. Hay un periodo inmóvil de incubación, pero una vez concluido, el mundo se hace pequeño. Ante el peligro, los humanos utilizan dos estrategias: huir o pelear. Sería mejor congelarse como ciervo encandilado a mitad del camino. Pero para dar marco a algo tan simple, la gente debe seguir una serie de 7 reglas difíciles de cumplir. Además, la cinta tiene herencia de tragedia griega, mientras el protagonista se empeña en escapar de la profecía, trabaja para que se cumpla. El final es obvio, pero resulta imposible pensar en el final mientras la mente busca maneras de escapar.

Quizá lo que logra mayor tensión es que las víctimas no conocen todas las reglas que deben seguir. Se supone que es información básica, pero resulta que, confiados en la civilización y la ciencia, son consideradas una superstición y han sido olvidadas. Ese detalle es genial. Muestra lo fácil que es perder el conocimiento del pasado que sirve de cimiento al presente. Quizá la cinta no trata sobre demonios que van a controlar el mundo. Quizá intenta subrayar lo frágiles que somos cuando olvidamos lo básico. 

El mal ataca la raíz misma de lo humano, no permite confiar en nadie. Tu hijo, tu hermano o tu madre puede ser tu enemigo. Familias rotas. Nadie es inmune. Necesitamos confiar en otros para vivir. Apenas un pizca de crítica sobre la descomposición social y las pandemias. 

Hay dos reglas muy complicadas: no usar luz eléctrica  y no dañar a los infectados. Hoy, todo tiene luz eléctrica, he visto collares de perro con luces y casi cualquier automóvil emite luz con tan sólo ponerlo en marcha; además es contra natura no hacer daño a aquello que te amenaza.

La cinta está lejos de ser perfecta, su protagonista grita demasiado y es incapaz de dar explicaciones. Su instinto paterno es muy torpe. La idea de escapar haciendo escala por los hijos es una tontería, verosímil, casi ilógica, pero bastaba llamar por teléfono. De cualquier modo nadie le iba a obedecer.

El director sabe que lo más importante es el inicio, así que el filme parte de una escena cotidiana (balazos en la noche) y una reacción natural (esperar al día) para ir subiendo de tono ya que estás enganchado. Lo que hace inolvidable a la cinta es la primera media hora. Hay tiempo suficiente entre la primera escena campestre hasta el descubrimiento de la amenaza y el asco que produce. Sospecho que el director es fan del programa de TV  "Kilos mortales". Ver a un hombre deforme por sobrepeso pudriéndose, incapaz de parase de la cama, con llagas, es terrorífico. Ni siquiera está muerto, sufre constantemente por tiempo indefinido. Lo mismo si es un gigante obeso que si es un tipo en los huesos como en Se7en (1995). La idea de no poder ponerse en pie es un miedo primitivo, es la vulnerabilidad total. Es algo tan arraigado que mucha gente ha experimentado esa parálisis conocida como "se le subió el muerto". 

Lo cotidiano tiene el poder de transformarse en lo aterrador. Todos los días hay muertes por accidentes de tránsito, pero no entre familiares. Todos los días hay gente que resulta atacada por animales, pero no por su propia mascota. Todos los días alguien se queda en cama enfermo, pero no como crisálida de un demonio.

El acelerado ritmo de este filme deja un montón de preguntas por responder. ¿Qué saben aquellos que pueden combatir al mal? ¿Dónde y cómo aprendieron? ¿Qué tienen de especial sus herramientas? ¿Cuántas veces ha sucedido esto?  La posibilidad de una secuela o precuela es evidente. Pero quizá sea mejor que nunca se hagan. 

Por otra parte, el temor a la muerte me parece un error en la inteligencia humana. La muerte es inevitable, es absurdo huir de ella. El instinto empuja a evitarla, pero es algo visceral. En contraste, sufrir es la verdadera amenaza que nos aterra. La cinta lo asume y por eso no termina cuando la esposa mata a su pareja y se suicida. Esas acciones sorprenden pero también brindan cierto grado de paz. (Ab.)

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