Guan yu wo han gui bian cheng jia ren de na jian shi - Wei-Hao Cheng (2022)
MI BODA CON UN FANTASMA o MARRY MY DEAD BODY, en Netflix es una obra maestra, una lección de cine y de inclusión. Sin necesidad de una explicación muy detallada observamos el matrimonio entre un alocado policía acusado de homofóbico y un chico gay asesinado. La cinta usa la homosexualidad sin clavarse, no tiene como finalidad convencer de que el sexo homosexual es estupendo ni de que ser gay es lo mejor que te puede pasar en el mundo. La cinta no construye la personalidad del personaje únicamente a partir de la preferencia sexual. El chico muerto tuvo una vida, sigue siendo consciente y siente rechazo por los heterosexuales, pero nunca se victimiza. Es una comedia de pareja dispareja en que los dos personajes aprenden a querer a su opuesto del mismo modo en que tu amas a tu perro. Lo mismo daría si se tratara de un punk y un regguetonero. La repulsión es mutua, pero se supera. La cosa es tan simple y tan clara que enseña más a los homosexuales que a los heterosexuales.
No somos iguales y no hay razón para pretender serlo. El ejemplo del perro sirve porque el policía, en otra vida, fue el perro del chico gay. Es posible tener un perro o perra y amarlo, su sexualidad no te interesa, no vas a tener sexo con él, lo amas por lo que es. Además el perro no insiste en definirse dentro de ninguna categoría ni se ofende si en vez de llamarlo Chispa lo llamas croquetero.
Tras la boda, el fantasma pide que se aclare su muerte. Y el policía no tiene más remedio que cooperar. La cinta funciona muy bien porque, al avanzar la trama, la homosexualidad pasa a segundo término. La cinta se centra en el humor de la relación entre muertos y vivos así como en la aventura policiaca de atrapar al jefe de la mafia, mientras muestra la compleja y triste vida de los protagonistas.
El final, aunque deliberada y descaradamente manipulador, resulta convincente y conmueve. Ojalá los ejecutivos de Hollywood vean esta cinta y aprendan que la inclusión debe ser sólo una rama del árbol que crece naturalmente como parte de la trama. No se trata de salpicar la superficie del helado con chispas de chocolate, se trata de tejer historias que tengan significado para cualquiera.
Es rídiculo pensar que por ser mexicano sólo pueda sentirme representado por mexicanos. Todos somos capaces de pasar por alto la edad, raza, religión, gusto musical, nacionalidad o preferencia sexual cuando la historia tiene sentido. Los niños pueden ser apaches o vaqueros, Bruce Lee o Mohamed Alí, Dalí o Leonora Carrington, Michael Jackson o Lady Gaga sin tener otra cosa en común que ser humanos. Esta cinta coreana apela a la existencia inteligente, antes que a lo humano y las diferencias. Para ser inclusivo, es necesario que la gente acepte su responsabilidad y se olvide de hacerse la víctima. (Ab.)
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