Sunset Blvd. - Billy Wilder (1950)

El ocaso de una vida y El crepúsculo de los dioses son los títulos que han endilgado a este legendario filme. ¿Alguna vez te has preguntado de dónde salió la idea del mayordomo enamorado de su patrona? O la del escritor que no puede recuperar su éxito. O la de la actriz incapaz de vivir en el presente. Es muy probable que estos tres mitos hayan sido creados por la realidad; la ambición, el miedo al fracaso y el deseo de no envejecer forman parte de la naturaleza humana y tomaron forma en el inconsciente colectivo, pero Sunset Boulevard les dió rostro y los aterrizó. En este filme el tema es una mezcla perfecta entre la industria del cine y la vida misma. El mundo real es para cada persona una pequeña caja que intentamos expandir y sin embargo, tiene límites. Somos como arboles, puedes ser el más grande y frondoso mas no puedes abarcarlo todo. La vida es así, todo nace, crece y después decae. Este Boulevard muestra dos carreras, actriz y guionista, llegando a su fin, a su propio ritmo, de distinto modo.
La influencia de esta cinta en otras es innegable. Para no ir muy lejos, El cuento de las comadrejas (2019) está en deuda con esta historia. Setenta años no borraron el gran impacto que causó y todavía sirve de inspiración a nuevas historias. 
En este filme nacieron muchos clichés. Ver a Gloria Swanson bebiendo champagne, comiendo caviar y fumando su cigarro con un artefacto que evita que toque sus dedos es alucinante. La aparición de Cecil B. DeMille interpretándose a sí mismo en el estudio es casi onírico. Utilizar al director Erich von Stroheim como el mayordomo fiel una genialidad.
Si yo fuera maestro de cine, elegiría esta película para iniciar el curso. Aquí el cine habla del cine, se parodia, se homenajea y se critica. Aquí el guión habla del guión y de las dificultades que debe superar para ser filmado. Aquí se descubre el Hollywood luminoso que brinda alegrías y el oscuro que arruina vidas y destruye sueños.
La esencia del cine, lo maravilloso y lo terrible, está todo encerrado en este contenedor. Es un placer enorme destapar esta botella y beberla con calma disfrutando los detalles y la embriaguez. Los humanos somos la historia que nos contamos todos los días. Este filme lo explica con detalle, con sutileza, con cariño y con un aire de nostalgia.
Billy Wilder conocía su oficio y había vivido de y para el cine. Todo su afecto se nota en la película. Si les gusta el cine, tienen que verla. Yo la encontré en Dailymotion y me tragué catorce comerciales de Sprite, pero valió la pena. (Ab.)
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