Once Upon a Time... in Hollywood - Quentin Tarantino (2019)

Este filme es tan bueno que, aunque te lo cuenten de principio a fin, necesitas verlo. Nada puede sustituir la experiencia de sentarse en el cine y, aunque en principio deja la sensación de quedar a deber, al dejar la sala va tomando forma y sus aciertos terminan por convencer. ADVERTENCIA: no esperes una bomba  igual de emocionante que Pulp Fiction (1994), esta cinta es más reflexiva, casi política. Antes de verla, no sabía de qué trataba y eso me molestaba bastante. Este filme es una versión alternativa de la realidad en la que un actor y su doble, Rick Dalton y Cliff Booth, intervienen para que Sharon Tate no muera asesinada por los seguidores de Charles Manson. Sin embargo, no nos explican nada sobre el culto, ni sobre Manson. El desarrollo del filme se concentra en el la tristeza de Rick Dalton por saber que su carrera como actor está en las últimas. Su amigo y doble, lo apoya en todo momento y esto sirve para que Tarantino haga una elogio de la amistad y muestre que Hollywood es un pueblo chico, infierno grande. Me explico. Todos en Hollywood conocen el rumor de que Cliff Booth mató a su esposa, situación que nunca se aclara pero que afecta la vida laboral del personaje. Tal situación es un espejo de la situación por la que pasó Brad Pitt con su ex; de las acusaciones hechas por Uma Thurman en contra de Tarantino y de la campaña Me Too en contra de Harvey Weinstein.
A nadie le interesa saber si Cliff es realmente malo, o si de verdad mató a su esposa, basta el chisme para dejarlo sin empleo. Sólo su amigo y jefe, Rick Dalton, confía en él. Nosotros deberíamos confiar, ya que lo vemos cuidar de su amigo y de su perra. También lo vemos rechazar una oferta de sexo oral por parte de una menor de edad, preocuparse por el bienestar de un conocido y ponerse en riesgo para cerciorarse de que está bien. Sin embargo, el rumor no nos deja en paz, nos inquieta. ¿Por qué si Tarantino es tan malo y misógino, la hija de Uma está en esta película?
La película es lenta y si no fuera por el prestigio del director estoy seguro que mucha gente se hubiera salido calificándola de aburrida. Sin embargo, es Tarantino, ganó en Cannes y nadie quiere aceptar que no entiende todas las referencias o que los chistes no son tan graciosos. El director en esta ocasión invierte mucho tiempo en hacernos sentir que el desenlace es verosímil. No lo es, pero Tarantino justifica cada cosa en pantalla y eso le roba vitalidad a la película. Todo está muy bien armado, muy bien pensado y termina ganando por puntos, pero a diferencia de Pulp Fiction, no es un Knock Out.
Alguien tuvo la idea de criticar el número de líneas que tiene Margot Robbie en pantalla, eso es una tontería. El filme podría jamás mostrar a Sharon Tate, pero la incluye para enamorarnos. Ella es guapa, lista, positiva, generosa, humilde y vital. Está allí sólo para ser salvada porque lo merece. No necesita hacer alta filosofía para justificar su existencia. 
La escena de Bruce Lee es un capricho que responde a una inquietud viva de los setenta. Yo recuerdo haberle preguntado a mi padre: ¿Quién ganaría en una pelea entre Pipino Cuevas y Bruce Lee? Mi padre aseguraba que el boxeador y yo pienso que Bruce, porque su entrenamiento incluye el uso de la piernas, es decir, cuenta con recursos que un boxeador no domina. La escena no aporta nada a la película, Cliff tiene otras escenas para demostrar su fuerza y agilidad. Tarantino es autoreferencial, Bruce Lee se conecta con Kill Bill, el traje que utiliza Polanski es igual al de Django, los cigarros Red Apple, el lanzallamas, etc. Curiosidades simpáticas.
El retrato de Los Angeles es también un capricho. Algo parecido a lo que hizo Cuaron en Roma (2018) con la Ciudad de México, o a lo que hace la serie Stranger Things. Se ve bien pero no aporta mucho.
Maya Hawke y Dakota Fanning se pierden entre un  montón de jóvenes. Margaret Qualley tiene sus momentos pero quizá su personaje no es lo suficientemente malo para impresionarnos. Los pares simbólicos más evidentes son la rata en la trampa y el libro que está leyendo Rick Dalton antes de entrar a escena.
Lo verdaderamente nuevo de Tarantino son las escenas en que Trudi se relaciona con Dalton, ese es el corazón de la película. Allí Leonardo DiCaprio logra conmover y la niña Julia Butters se roba la película. Allí el viejo logra un momento especial gracias a los consejos de la niña y ella se conmueve con el dolor ajeno a pesar de tratarse de un tipo sucio y molesto. Aunque a ratos se hace pesada y creo que sobran escenas, esta película vale la pena. (Ab.)
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