Cities of Last Things - Wi Ding Ho (2018)

Ya puedes ver en Netflix, esta excelente historia que se cuenta a saltos desde el futuro hacia el pasado. El primer capítulo es desconcertante y violento; el segundo te hace rabiar con traiciones y desencanto mientras explica todo lo mostrado por el primero; y el tercero te mata de tristeza al dar sentido a todo lo que quedaba pendiente. Esta historia es salvaje y parece afirmar que el hombre es el lobo del hombre y que el destino juega con cartas marcadas. Aunque no forma parte de la película, no pude evitar pensar en la tragedia que el personaje central hereda a su hija. Les ruego, si no están seguros de tener la sartén por el mango, por favor no tengan hijos. Esta historia es simplemente devastadora. Ninguna buena acción queda impune. La herencia de dolor seguirá viva.
El ambiente futurista del primer capítulo destruye cualquier esperanza. El tipo de control que se tiene sobre las personas es simplemente inhumano. Si así será el futuro, espero no llegar. Por otra parte, muestra con claridad ese instinto bienintencionado de los jóvenes de adaptarse ciegamente a la tecnología sin pensar en los peligros. Hay cierta convicción ingenua en que la tecnología nos salvará. La hija critica a su padre por usar dinero en efectivo, del mismo modo en que mis compañeros del trabajo me criticaron hace años por no tener un teléfono celular. 
Sé que la tecnología, como las armas, no pueden dañar a nadie. Somos los humanos los que las utilizamos de mala manera. No confió en el futuro, creo sinceramente que estamos errando el camino. El ludismo fue desechado, pero es necesario pensar en la conveniencia de eliminar tecnologías ridículas que tienen por objeto hacer gente estúpida. Un ejemplo claro son los automóviles con cámaras o cualquier tipo de tecnología para estacionarse. Si no sabes conducir, es mejor que no tengas auto.
Recientemente escuché críticas a alguien por opinar que el viaje a la Luna había sido un desperdicio. Las críticas argumentaban que la carrera espacial había traído grandes avances tecnológicos. Les recuerdo que lo mismo puede decirse de la segunda guerra mundial y que con tanta tecnología sigue habiendo pleitos entre padres e hijos, hay gente muriendo de hambre, gente sin casa, gente sin patria.
En fin, todo este choro para decir, que sin importar con que aparatos juegues, la felicidad no llegará en una caja a tu casa. El trabajo que hace falta en esta sociedad es hacia dentro, es trabajo que se pospone indefinidamente por hacer lo urgente y no lo importante. 
La felicidad y la infelicidad humanas son producto de la interacción. El hombre es un ser social, lograr una convivencia armoniosa debería ser la prioridad. En tanto no logremos convivir sanamente no habrá orden ni paz. El pasado tiene cuentas pendientes con todos nosotros. Por mostrar esto con claridad, esta película vale la pena. (Ab.)
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