El hijo - Sebastián Schindel (2019)

Netflix quiere que, a pesar de las buenas películas que ha integrado a su catálogo, tengamos la opción de ver una porquería de vez en cuando. Por eso se dió el lujo de hacer y poner a tu disposición, está película argentina cuyo título en inglés es The Son. Pocas cosas hay que decir en favor de este film que comienza regular y termina totalmente desinflado. Te deja en la boca un contundente sabor a decepción que se puede describir como "perdí mi tiempo con esta mierda". Por que te quiero, para que no la veas y como en cada ocasión que un bodrio tan malo aparece, te la voy a contar. Un pintor de nombre Lorenzo va a tener un hijo con su mujer noruega, bióloga, llamada Sigrid. El pintor, al que tenemos que creer loco (Lorenzo/loco, creatividad al mil) tiene una amiga, exnovia, abogada, de nombre Julieta que ahora anda con otro buen amigo mandilón llamado Renato. El caso es que la embarazada, extranjera en Argentina, mamonsísima y con aires de superioridad, no quiere que ningún doctor atienda su parto, por lo que de buenas a primeras trae a una ruca noruega a vivir a la casa. El pintor, sucio, barbón greñudo y desordenado, pero sobre todo sin huevos (nos cuentan que antes tuvo dos hijas que ahora viven en Canadá), es incapaz de abrir una puerta y asistir al parto de su hijo. Pero como es pintor, cuenta con la formación necesaria para recordar los detalles para identificar a su niño. Él alega que su hijo nunca sale de la habitación y tiempo después se convence de que lo cambiaron.
Como se da cuenta que le vana repetir la dosis de su matrimonio anterior, se altera un poco y hace lo necesario para que lo corran de su propia casa, le impidan ver al hijo y terminar en el loquero. Su amiga lo defiende y lo rescata, pero le pierde la fe. Sin embargo, las leyes argentinas no permiten que una madre saque del país al niño sin el consentimiento del padre, de modo que la extranjera, racista, hipócrita y malosa, intenta negociar la salida del hijo y la relación con Lorenzo parece restablecerse en son de paz.
El pintor sabe que es una trampa así que idea un plan para ingresar a su propia casa y recuperar a su verdadero hijo. Conclusión, la mujer lo descubre y lo mata. Ella y su nana huyen con el niño y sólo años después, por causalidad, la amiga abogada descubre que su amigo no mentía, es decir, Lorenzo no estaba loco. FIN. 
Así, perdiste hora y media sin saber qué estaba haciendo la mujer noruega con su hijo, ni de dónde salió el otro niño, ni nada de nada. En resumen: un imbécil se casa dos veces tiene tres hijos y no se hace responsable de ninguno porque las mujeres que escoge son unas cabronas que no quieren saber nada de él ni de su alcoholismo, pero por alguna extraña razón quieren un hijo suyo.  
Así o más ilógico. Yo sé que esto no es tan raro en la vida real, la vida es caprichosa, pero una película igual de estúpida que la realidad no es graciosa ni interesante, es patética y aburrida. (Ab.)
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