Soy Frankelda - Arturo Ambriz, Roy Ambriz & Mireya Mendoza (2025)

 HBO Max tomó el riesgo de comprar esta cinta infantil y después sabremos si fue negocio para sus creadores o para la plataforma. Cada cabeza es un mundo y la brecha generacional me impide disfrutar de esta cinta. Reconozco en ella el esfuerzo de crear una historia alrededor del miedo a exponer nuestras creaciones y  me parece un gran logro tanto la animación como la apuesta estética pero no lo disfrute a pesar de estar consciente de no ser el público objetivo. Para mí, el doblaje es deficiente; las canciones, raras; la fotografía, inexistente; y los personajes, feos. Entiendo que algunos necesitan serlo, pero no es el tipo de feo que disfruto ver. Incluso lo que debería ser bello es muy feo. Por otra parte, me parece demasiado evidente la queja de los jóvenes autores con sus padres y maestros repitiendo hasta el cansancio las críticas que recibieron sus trabajos. Quizá si el asunto se agotará en el reproche sería soportable, pero es que todavía se dan el lujo de decir que hay envidia y que les roban sus trabajos para hacerlos pasar por propios. Supongo que si los hermanos Ambriz hubieran acudido a terapia, Frankelda no habría existido, así que parece positivo que sean capaces de exorcizar sus traumas en una película, pero para un viejo como yo resulta excesivamente reiterativa, a ratos muy lenta y cursi. 

La historia es incoherente. El mundo oscuro es parte de la imaginación de los humanos o es independiente, no puede ser las dos cosas a la vez. Tampoco entiendo que el personaje principal, una ciudadana común y corriente se refugie en un mundo monárquico. Si ese detalle fue hecho para vender, me parece muy revelador de la mente de sus creadores y no lo digo como un halago.

En fin, me alegra que jóvenes mexicanos apuesten por sus creaciones y tengan éxito, pero es muy evidente que la creatividad no significa que todo se vale. Ojalá el próximo proyecto sea mucho mejor, porque los errores obvios del primer intento no deberían repetirse. (Ab.)

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