Eden - Ron Howard (2024)


 EDÉN en Prime Video es un peliculón. Para empezar tiene un elenco de lujo formado por Ana de Armas que ya aprendió a actuar, Jude Law que ya se toma en serio la actuación, Vanessa Kirby que debe fingir estar enferma, Daniel Brühl que siempre hace buen trabajo, y Sydney Sweeney que con buenos genes ha mejorado muchísimo. El guión es sobre un médico alemán Friedrich Ritter (Law) que en 1929, siguiendo los pasos de Charles Darwin, se instaló
con su pareja Dore Strauch (Kirby) en la Isla Floreana (de las Galápagos) para escribir un libro que cambiara la historia de la humanidad. A la isla llegan, en 1932, Heinz (Brühl) y Margret (Sweeney) Wittmer con su hijo adolescente Harry y poco después la Baronesa Von Wagner Bosquet (De Armas) con 2 alemanes y un guía ecuatoriano. Las broncas entre vecinos son en parte por envidia y en parte por los alimentos y el agua. Primero, el doctor no acepta que los Wittmer utilicen su agua así que los instala en unas cuevas lejanas de su campamento. Dore les presta una vez el burro, pero después se los niega porque para ella es un hijo, no una bestia de carga. Pero tiempo después los pioneros sienten celos por los buenos resultados de adaptación de los Wittmer en las partes altas de la isla. En consecuencia, más tarde Ritter propicia el odio entre la Baronesa y los Wittmer haciéndoles vecinos.

Pronto descubrimos que el médico y su pareja no son tan listos como creen, que los Wittmer son demasiado buena gente y que la Baronesa es una hija de puta hecha y derecha (no estoy exagerando). La lucha por quién es dueño de la isla y sus recursos se convierte en una batalla llena de traiciones e hipocresía.

Lo peor del ser humano aparece cuando falta la comida. El hambre es cabrona pero más quién se la aguanta, así que las cosas suben de tono y se hace necesario tomar partido. La idea del buen salvaje de Rousseau es destruida. El ser humano es una rata más grande, más fuerte y más cruel.

La inteligencia puede vencer a la fuerza, pero la fuerza es siempre peligrosa. Como decía un amigo: ¿para qué discutir si lo podemos arreglar a golpes? Para discutir o para hacer acuerdos se necesita un mínimo de disposición y voluntad de ambas partes. Como dice Churchill en Darkest Hour (2017): No puedes razonar con un tigre cuando tu cabeza está entre sus fauces.

Claro que en esta cinta hay final feliz y gana la inteligencia. Quizá por buenos, quizá por trabajadores o serenos, quizá porque la experiencia de tratar con los vecinos les obligó a convertirse en manipuladores, quizá porque fueron los mejor adaptados al entorno, quizá por el estímulo de tener que sacar a delante a un bebé o quizá simplemente porque nunca se traicionan.

Lo mejor de todo es que al final, se explica que tanto Dore Strauch como Margret Wittmer escribieron su experiencia en libros contradictorios. Strauch abandonó la isla y escribió Satan Came to Eden; los Wittmer se quedaron, Margret escribió Floreana y otros 3 o 4 libros y sus descendientes siguen en la isla. A mí me mata la curiosidad de saber cuales son las contradicciones entre versiones. (Ab.)

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