Hunger - Sitisiri Mongkolsiri (2023)


HAMBRE es una excelente cinta tailandesa, disponible en Netflix, y aunque el corto es tan malo que me hizo pensar en THE MENU (2022),  este filme es otra cosa. Si aquella busca el humor negro que coquetea con el horror, Hunger se acerca al realismo crudo. No necesita burlarse de los otros, de los ricos; se pone seria y busca el defecto propio en nuestros sueños y ambiciones. La historia es simple. Una joven mujer, Aoy, ejerce como cocinera en el negocio familiar. No está contenta con su trabajo  porque piensa que nunca tuvo opción, su lugar fue una imposición, ella es la hija mayor de la familia y se asume que es la responsable de su familia. No puede abandonarla. Aunque no tiene claro qué quisiera hacer si fuera libre, sabe que tiene talento en la cocina. Un día llega un Tone aus local y tras probar sus fideos, se acerca para decirle que merece más que estar allí y le deja la tarjeta del famoso Chef Paul. Ella investiga un poco, se engancha con el reconocimiento y termina llamando. Hace una prueba, una especie de audición en la que compite con un hombre y sale vencedora. Pero antes de decirle su sueldo y horario, el chef le pone otra tarea. 

Esta cinta sigue el viaje del héroe al pie de la letra, incluso riza el rizo. Pero Aoy no sale del país o del planeta, sólo de su colonia. Tampoco va en busca del anillo para llevarlo a Mordor, simplemente busca el éxito profesional en la preparación de alimentos. Me recuerda el asunto del ingrediente secreto en Kung Fu Panda (2008). Es decir, la cinta se trata sobre convertirse en adulto. Al menos de eso trata para mí.

Cuando somos niños, imaginamos el futuro de manera simple. No importa si queremos ser de bomberos o astronautas, lo único que pensamos es que aprenderemos los secretos del oficio y, gracias a nuestra fuerza de voluntad, seremos  felices. Si todavía piensas esto, quizá la película rompa tu cascarón.

Aoy trabaja duro y aprende de Tone y de Paul, pero además de los secretos estrictamente culinarios, descubre el show que los comensales esperan y sus motivaciones. La comida no sólo es alimento es trato social, celos y traiciones, ideología y política. El modo en que la cinta traduce en imágenes su discurso es simplemente genial, aunque nunca renuncia a la ayuda de las palabras. Aoy logra el éxito, monta su restaurante y se hace viral.

La cinta balancea lo malo con algunos momentos felices. Pero, tras decepcionarse del mundo y darse cuenta que a la gente no le importa tanto el sabor de la comida como el estatus que le brinda (fotos en Instagram que utilizan como escenografía la comida, el restaurante y el chef). Aoy decide volver a la comarca, a su restaurante familiar para hacerse cargo.  

Vuelve al punto de partida, pero ha evolucionado mentalmente. Sabe que el éxito que le ofrece la alta cocina y los eventos sociales no es para ella. El éxito que escoge es tener control de su cocina y su sazón en compañía de su familia. Esto da para una segunda parte en que se decepcione de su familia y de sus clientes, pero al menos se quitó la curiosidad de la fama y los sitios bonitos. (Ab.)

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