The Professor and the Madman - Farhad Safinia (2019)
Entre la razón y la locura es un filme que resulta atractivo para todos los que se interesan en las letras porque cuenta la historia de la creación del Diccionario Oxford de la lengua inglesa. El gancho para los cinéfilos es el elenco que incluye a Mel Gibson y a Sean Penn, además de otros buenos actores como Natalie Dormer y Eddie Marsan. La historia pasa por la locura del doctor William Minor (Mr. Penn), que es atormentado por un perseguidor imaginario, y la terquedad de James Murray (Mr. Gibson), que quiere ser incluido en el grupo de los académicos. La película comienza en un juzgado donde William acepta ser culpable de haber matado a un hombre. El filme informa que se trata de un militar gringo retirado, pero no explica mucho más; no muestra cómo nació su afición a la literatura ni su gran conocimiento de los clásicos. Por otra parte, James se presenta como un experto en montón de lenguas que vive del comercio de telas y lleva su proyecto del diccionario a la gente de la universidad. Sin embargo, el filme tampoco presenta cuándo y cómo aprendió todo lo que sabe.
En fin, hacer una película únicamente sobre la creación del diccionario hubiera sido muy aburrido, por eso se incluye la trama de un cirujano arrepentido que en un ataque de locura mató a un inocente. Este hombre hace todo lo posible por ayudar a la viuda y sus seis hijos. En el proceso logra el perdón de la afectada y su amor. Aunque esta es la historia central, hay muchas historias que acompañan ésta. La más relevante es la de amistad y cooperación que surge entre William y James.
Esas dos líneas tienen sus momentos emocionantes y logran conmover, pero le roban toda la atención al diccionario. El filme abre muchas otras historias que no llegan a ningún lado. Por ejemplo: los ayudantes de James y su esposa son puro relleno. La historia de Muncie, el director de los guardias del psiquiátrico, roba mucha atención. El complot para sacar a James del proyecto del diccionario también es relleno. La transformación del director del psiquiátrico de amigo en enemigo carece de sustento. Ninguna de estas historias parece relevante y ninguna cierra. Incluso la historia del diccionario concluye a través de notas en pantalla porque no hubo el oficio para concluir adecuadamente.
Las actuaciones de Penn y Gibson se sienten muy teatrales, un tanto exageradas. Parece que pretenden hacer de sus personajes un Otelo y un Hamlet. Esa exageración permite que las discretas actuaciones de Natalie Dormer y Eddie Marsan luzcan en grande.
Un detalle que me molestó fue la muy escasa explicación de la metodología utilizada en la elaboración del diccionario. El filme presenta a los personajes encontrando citas para justificar la evolución del significado de las palabras en cada siglo, pero nunca vemos el producto final. No sabemos qué tanto se incluye de etimologías y qué tanto de evolución.
En otras palabras, llegas al cine con la idea de ver el proceso de recopilación de un diccionario serio y terminas viendo historias de amor, locura y muerte en las que el libro es sólo un pretexto.
Hasta Churchill termina siendo parte de este relato que goza de las digresiones. Es entretenido y tiene ritmo, un ritmo que por momentos es demasiado veloz para los que no tenemos al inglés como lengua materna, pero no convence. Por cierto, los subtítulos están super malos.
En el fondo, la cinta habla del perdón y hace una crítica a los psiquiátricos y al sistema penitenciario. Sin embargo, ese poderoso mensaje se diluye en una realización que pierde de vista su objetivo.
Me gustó, incluso solté las de cocodrilo. Entiendo que no es un filme para todos y que está lleno de defectos. Valoren qué tantas ganas tienen de verlo. Dura dos horas. El que mucho abarca, poco aprieta. (Ab.)
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