Argylle - Matthew Vaughn (2024)


 ARGYLLE, en Apple, es demasiado alocada para ser popular.  Es una especie de parodia de Misión Imposible y Jason Bourne. Creo que los jóvenes esperaban ver a Dua Lipa y Henry Cavill en escenas eróticas y al no encontrar eso se decepcionaron. Por una parte agradezco que Miss Lipa sea eliminada pronto, ojalá se dedique a la música y desista de la actuación; por otra, Henry Cavill no tiene tipo de héroe (Superman es un extraterrestre y Henry hace de malo junto a Tom Cruise en MI: Fallout). Creo que el poco éxito del filme se debe a su protagonista. La cinta no fracasa por sus exageraciones y su deliberada ridiculizaron de los espías, la sepulta su actriz principal. Si en lugar de Bryce Dallas Howard (con evidente sobrepeso) hubieran puesto a Anna de Armas, Jennifer Lawrence o Zendaya, esto hubiera sido una bomba. Pero Bryce, aunque tiene el tipo de escritora y ama de casa, resulta chocante en el papel de espía. Es cierto que su esférica figura es parte de la broma, pero no funciona para toda la cinta, hubiera sido espectacular que a la mitad apareciera muy esbelta, pero no sucedió. Para que sea creíble que sus rodillas y su vestido son impermeables al petróleo, necesitaba ser sexy. Las coreografías son parte importante de la sátira de las cintas de espías, pero en Argylle nunca se detienen. Todo es tan reiterativo e inverosímil que puede resultar molesto. Es como si 
a cada segundo nos recordaran que esto es una broma.

Además, Sam Rockwell, casi siempre genial, se siente incómodo. Ni por un instante le crees que esté enamorado de Bryce. Debería haber química, pero hay disgusto, molestia y comezón. Incluso Cavill y Lipa lucen más cómodos haciendo el paso de baile del helicóptero. Con perdón de Dios, no creo que Sam pueda levantar a Bryce. Sé que es broma, pero es demasiado.

Por otra parte, el maldito chiste del gato debió desaparecer cuando desaparece Miss Lipa. Pues no. El gato del infierno, falso como las promesas del Mesías Tropical, es persistente, como las promesas del ya mencionado. Samuel L. Jackson, John Cena, Bryan Cranston y la súper sexy Sofia Boutella están de relleno. No pueden salvar esta cita. Así que si no entras en la fantasía al inicio, después es imposible.

Pero si logras entrar, es divertida por incomodidad. Es decir, esta gordita debería dedicarse a hornear magdalenas pero es una espía capaz de patinar en petróleo. Una locura. Que le pueda meter un balazo a su compañero en el corazón sin matarlo es realmente idiota. Que con una cajita de música le controlen el cerebro es más cursi que una quinceañera vestida de rosa tomándose fotos en la Victoria alada que conoces como el Ángel de la Independencia.

Todo es tan estúpido y exagerado que terminas preguntando porque me pareció tan lógico el control mental en Get Out (2017) o porque Rebecca Ferguson, con su hermoso rostro y su 1.65 m de estatura, parece una espía de verdad vestida negro en una moto en París. Este filme hace evidente que estamos dispuestos a creer cualquier tontería que mezcle acción, buena música y una pizca de erotismo, quizá por eso, la mayoría rechazó la cinta.

El espacio bajo el piso de madera en el departamento, me recordó al asunto del perro atrapado en Amores Perros (2000). En aquella cinta mexicana caben ratas y perros pequeños bajo la madera, pero aquí es casi un sótano. Una exageración más que reta nuestra mente. Así de exagerado es también el baile con humo de colores que termina cuando el malo, concluida la escena, recuerda que puede encender los extractores. Claro que es idiota, pero es idiota por una razón. Este tono retador no termina nunca. Incluso el final y la escena post créditos insiste en recordarte que estás viendo una fantasía. Tú eliges si te molesta o te divierte. (Ab.) 

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