Pet Sematary - Kevin Kölsch & Dennis Widmyer (2019)

Cementerio maldito es una buena película de terror que está en cartelera. No leí la novela ni vi la versión de 1989 y disfruté mucho de este filme que parece escrito siguiendo las indicaciones de un manual de guión y tomando en cuenta todas las convenciones del género. Escucharás que es predecible, quizá haya algo de verdad en ello, pero si puedes adivinar algunas cosas es porque la película es coherente. Si ya la viste, sabes que los personajes hacen justo lo que se espera que hagan por la simple razón de así fue construido el guión. En mi opinión eso no le roba emoción. Si no la has visto, deberías verla antes de continuar leyendo. La historia tiene todos los ingredientes que debe tener un filme de terror. Una familia WASP (papá, mamá, niña y niño), se muda a un sitio tranquilo y al estrenar su casa descubre que está construida en el territorio de una tribu de indigenas americanos. Dentro de su propiedad hay un sitio especial cuyo suelo está resguardado por un espíritu. Todas las señales de que deberían estar allí aparecen, pero si huyeran la película no existiría.

La película camina muy derechita y todo lo que sucede respeta la lógica del relato. La moraleja es simple: lo que se muere debe quedarse muerto. Sin embargo, el filme trata de esos momentos en que el duelo nubla la razón y obliga a las personas a cometer todo tipo de locuras.

Me gusta el dialogo entre el papá y la mamá sobre cuándo es momento de decir la verdad sobre la muerte. Vale la pena evitar el dolor del duelo a un niño o no. Yo pasé por una experiencia similar. Mi perro fue atacado por otros y murió, mis padres me dijeron que se había perdido y anduvimos buscándolo por días. Todo para que mi hermana y yo no supiéramos que había muerto.

Decir que se fue al cielo o que te esperará para ayudarte a cruzar cuando mueras, es otro extraño método de eludir la verdad. Las mascotas mueren, es doloroso y uno debe acostumbrarse a eso o evitar tener mascotas.

La verdad es complicada, causa dolor y es difícil de aceptar, pero creo que siempre es preferible conocer la verdad que andar inventando historias. La naturaleza humana es ilógica. La verdad nos espanta, amamos las mentiras, gracias a eso sobrevive el cristianismo, la Iglesia, los partidos políticos y otras muchas pestes. (Ab.)